La Virgen del Valle: devoción que une a Oriente en oración
Cada 8 de septiembre, miles de peregrinos provenientes de distintos rincones del país, con el alma llena de esperanza, llegan hasta la Basílica Menor de Nuestra Señora del Valle, ubicada en El Valle del Espíritu Santo, isla de Margarita, para celebrar la natividad de la Patrona de Oriente.
Los peregrinos traen consigo historias de milagros, promesas cumplidas y una devoción que ha tejido la identidad cultural y religiosa de todo el oriente venezolano. Sus voces se funden en un mismo coro de agradecimiento, donde lo divino se entrelaza con lo cotidiano, convirtiendo peticiones de salud y promesas en parte de una tradición viva.
Este fervor se personaliza en cada testimonio de fe. Como el de Luis Rodríguez, un ciclista devoto que, después de pedalear por toda la isla, llega para agradecer: “Principalmente por salud de toda mi familia y para pedirle que sigamos viviendo en paz”.
Luis Velásquez, un joven artista, afirma que su propia vida es el milagro más grande: “Yo fui un bebé sietemesino y gracias a que mi abuela pidió un milagro a la Virgen, ella se lo concedió y aquí estoy con vida y salud y cada año le agradezco bailando ante su Basílica, dando lo mejor de mí”.


La logística de una fe de tal magnitud recae en manos de dedicados organizadores como Ruth Rodríguez, integrante de la junta que planifica las festividades, quien desde el atrio de la basílica observa conmovida el fruto de su trabajo: “Mira toda la multitud que estuvo acá presente (en la Bajada de la Sagrada Imagen), aparte de todos los millones que están por las redes viendo a la Virgen del Valle”, comenta, destacando cómo la tradición ha trascendido lo físico para llegar a todos a través de las pantallas.
Su alegría es palpable al ver la respuesta del pueblo: “Siempre felices porque contamos con la presencia de la gente con tanta devoción, con tanta emoción. Y siempre felices porque la Virgen está acá cerca de todos nosotros”.
Cuando se le pregunta por su petición personal, su mirada se vuelve colectiva, reflejando el anhelo de toda una comunidad: “Bueno, salud ante todo, que todos sigamos unidos como pueblo, que siga la fe, que siga adelante siempre la Virgen con nosotros”. En sus palabras, se encapsula el deseo más profundo de estas fiestas: la unidad y la perpetuidad de una fe que define a un pueblo.
Río humano de fe. Durante la festividad, la basílica, de estilo colonial y techos de madera, se viste de gala. Durante toda la semana, desde el 1 hasta el 8 de septiembre, se escucha el repique de las campanas mezclado con el sonido de galerones margariteños y fulías dedicadas a la Virgencita.


Algunos devotos llegan a pie, desde distintos rincones de la isla y de otras latitudes. Familias enteras, generación tras generación, cumplen sus promesas a la Virgen, año tras año, por los favores concedidos.
El fervor trasciende lo religioso y se convierte en una fiesta cultural.
Afuera del templo, puestos de venta de artesanías; dulces típicos como las jaleas de mango, y las tradicionales empanadas de cazón crean un mosaico de colores y sabores que alimentan el cuerpo y el espíritu.
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La Patrona de todos.


El patronazgo de la Virgen del Valle es vasto y profundamente arraigado. Es la Patrona del oriente venezolano desde 1921 y de la Armada Nacional Bolivariana desde 1981.
“En tiempos de crisis, sequía o peligro, siempre hemos mirado hacia El Valle”, comenta el profesor de historia margariteño, César González.
“Ella es el símbolo de la resiliencia del oriental. Sobrevivió a piratas, terremotos y crisis, igual que nosotros, la fe en ella nos mantiene unidos”, indica.
Una identidad.


La devoción a la Virgen del Valle no es solo un acto religioso. Es la columna vertebral de la identidad cultural de Nueva Esparta y del oriente venezolano.
En un mundo moderno y cambiante, esta tradición perdura, inquebrantable, recordándole a sus hijos que, sin importar la distancia, siempre tendrán una madre en El Valle que los espera con los brazos abiertos.
Un mes mariano
Septiembre es el mes de las vírgenes, porque encierra varios festejos marianos. Comienza el día 8 cuando se celebra la natividad de la Virgen María, que es una de las cuatro fiestas en honor de Nuestra Señora, como son: la Anunciación, la Asunción, la Natividad y la Purificación.
Ese día los margariteños celebran la advocación de la Virgen del Valle, patrona del Oriente venezolano, cuya imagen llegó a Venezuela alrededor de 1530 y fue trasladada a la isla de Margarita tras un ciclón en 1541.
También es el día de la Aparición de la Virgen de Coromoto a los indios Cospes en Guanare y que el día 11 celebra su coronación como Patrona de Venezuela.
El 12 se celebra el Dulce Nombre de María; el 15 es Nuestra Señora de los Dolores y el 24 Nuestra Señora de la Merced.
Venezuela celebra con gracia, fe y esperanza 373 años de su patrona la Virgen de Coromoto
Será una gran manifestación religiosa en la Basílica Menor Santuario de la Virgen, en el pueblo La Aparición


Con devoción celebra el pueblo de Venezuela a la Virgen de Coromoto, que hace 373 años se le apareció al cacique Coromoto, de la tribu Los Cospes, el 8 de septiembre de 1652, dejando en sus manos un pequeño pergamino que tiene impresa su imagen y es hoy la sagrada reliquia de la advocación mariana que se guarda en el estado Portuguesa.
Procesiones, novenas, caravanas, carreras ciclísticas, maratones y hasta cabalgatas reúnen año tras año a miles de católicos que desde distintas zonas del país llegan a Guanare, la capital de Portuguesa, a rendir honor a la advocación mariana, la cual fue coronada como Patrona de Venezuela el 11 de septiembre de 1952 por el cardenal Manuel Arteaga Betancourt, enviado por el Papa Pío XII, quien ya en 1944 la había declarado Patrona Principal de Venezuela.


La feligresía se congrega en la Basílica Menor Santuario Nacional de la Virgen de Coromoto, el imponente templo que fue construido para la Bella Señora justo en el lugar de su aparición, en el pueblo de La Aparición. A las movilizaciones también se suman peregrinos extranjeros que viajan hasta los llanos venezolanos a renovar su fe y pagar promesas frente a la sagrada reliquia coromotana que, junto a la de la Virgen de Guadalupe en México, son las únicas dos manifestaciones tangibles, auténticas y originales de la Virgen María.
Por ser la cuna de la Patrona de Venezuela, Guanare, conocida como la Capital Espiritual de Venezuela, se convierte cada septiembre en el epicentro de ceremonias litúrgicas, eventos deportivos y culturales que son un homenaje masivo a la Virgen llanera y que unen como equipo a las autoridades religiosas, civiles y militares de Portuguesa en la preparación y desarrollo de la tradicional programación, cuyo día principal es el 8, por la aparición de la Virgen, fecha en la que se vive en el Santuario Nacional una de las más grandes concentraciones marianas del país.
El templo recibirá este año a los devotos con una solemne eucaristía, que oficiará el obispo de Guanare, Owaldo Araque, y a la cual se estima asistirán más de 200.000 personas. El año pasado se congregaron 100.000 peregrinos.


Gracia, fe y esperanza son las palabras con la cual monseñor Araque define el sentimiento que mueve al pueblo de Venezuela al reencuentro con la Santísima Virgen María de Coromoto, que “como toda madre recibe y abraza a sus hijos en su casa y 373 años después de su aparición sigue manifestándose desde su santa reliquia y desde los corazones de sus hijos que en Venezuela y en cualquier lugar del mundo la proclaman: Coromoto, tú eres el orgullo de nuestro pueblo”, acota.
Las fiestas de la Coromoto se extienden hasta el 11 de septiembre, día de su coronación como Patrona de Venezuela. Los 73 años de ese hecho se celebrarán esta vez con una caravana que acompañará a la reliquia desde el Santuario Nacional hasta el Campo La Coronación, en cuyas inmediaciones se oficiará una misa para luego llevar la sagrada imagen en caminata hasta la Catedral de Guanare y cerrar la programación con un concierto de alabanzas frente a la plaza Bolívar.
