23 octubre, 2025
De San Remo a Caracas

El 6 de agosto de 1824 se libra en Junín la última batalla caballeresca de la historia. Es importante resaltar que España jamás había perdido una batalla de caballería en América. El ejército de pueblo comandado por Bolívar tenía casi todas las probabilidades de perder ya que contaba con 1.000 jinetes mientras que España tenía 1.300 al mando de tres de sus mejores militares borbones: José de Canterac, Ramón Gómez de Bedoya y Juan Antonio Monet. Pero el genio de Bolívar cambió una derrota lógica por un triunfo imperecedero, tal como lo enaltece el poeta: “Y el rayo que en Junín rompe y ahuyenta la hispana muchedumbre que, más feroz que nunca, amenazaba a sangre y fuego, eterna servidumbre, y el canto de victoria que en ecos mil discurre, ensordeciendo el hondo valle y enriscada cumbre, proclaman a Bolívar en la tierra árbitro de la paz y de la guerra”.

La batalla duró 45 minutos, el resultado tuvo gravísimas consecuencias para España. Los derrotados tuvieron que contramarchar hasta el Cuzco. La más grave consecuencia fue la casi desaparición del ejército realista del norte peruano debido a las deserciones y la enorme pérdida de material de guerra durante su retirada. Después de la victoria, Bolívar cambió el nombre de los jinetes guerreros peruanos y desde esa gloriosa tarde fueron llamados Húsares de Junín. El poeta José Joaquín de Olmedo lo exalta: “Nosotros vimos de Junín el campo, vimos que al desplegarse del Perú y de Colombia las banderas, se turban las legiones altaneras, huye el fiero español despavorido, o pide paz rendido. Venció Bolívar, el Perú fue libre, y en triunfal pompa Libertad sagrada en el templo del Sol fue colocada”.

El 6 de agosto es tan importante en la historia nuestroamericana, que un año después, el 6 de agosto de 1825, nace la República de Bolívar, hoy Estado Plurinacional de Bolivia.

Antes de comenzar la batalla, Bolívar da una arenga que quedó grabada en la conciencia de América: “Soldados, vais a completar la obra más grande que el cielo ha podido encargar a los hombres, la de salvar un mundo entero de la esclavitud. El Perú y la América entera aguardan de vosotros la paz, hija de la victoria. ¡Vosotros sois invencibles!”.

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