La propuesta crítica de Luis Antonio Bigott

El maestro deltano Luis Antonio Bigott denunció en múltiples oportunidades la imposibilidad de concretar un proyecto pedagógico crítico si la concepción teórica promovida por la mayoría de los Estados nacionales latinoamericanos aún continúa atrapada en las redes del empirismo y su derivación ideológica el positivismo.
Nos dejó bien en claro que la racionalidad epistemológica empirista no sólo fragmenta la realidad bajo nociones y conceptos analíticos sino que promueve la interacción social competitiva, instrumental y antidialógica.
Por lo tanto, la destrucción de esa matriz falseadora de la realidad devela algunos mitos construidos por la educación al servicio del poder burgués imperial: la separación tajante entre el saber académico y el saber popular.
El saber académico oculta no sólo la lucha de clases sino que permea la consciencia social del docente con valores que le son ajenos. Por ejemplo, la idea del claustro universitario secuestra las consciencias hasta un punto de alienación tal que sus actores llegan a creerse una clase privilegiada sobre otra, cegando su accionar social y su verdadero rol crítico y transformador del statu quo. En consecuencia, para este saber burgués, el saber popular es informal, opinático y premoderno.
Ante este falso problema teórico, pedagógico e ideológico, el maestro Bigott consideró la educación intercultural como el fundamento último entre los saberes académico y popular, deslegitimando así la lógica analítica, lineal e instrumental de las relaciones socioculturales dominantes, léase:
“Me permito proponer un encuentro más dinámico, más activo entre el saber académico y el saber popular, ambos son el producto de la aplicación de modos específicos de producción de conocimientos; es decir, cada uno de ellos representa formas diferentes de racionalidad. El saber académico no se construye como piensan muchos sobre la base de la destrucción del saber popular. Ambos se complementan y sobreviven en un entramado de relaciones características de la heterogeneidad estructural y cultural. En este sentido se hace indispensable, me atrevo a llamarla, una educación intercultural”.
Justamente, esta propuesta dialéctica e histórica implosiona los dispositivos pedagógico y educativo burgueses a fin de abrir brecha revolucionaria en pro del socialismo nuestro americano.