La mejor película de Ryan Gosling que no has visto demuestra que el actor funciona mejor en comedia
Hay actores a los que no es fácil encasillar dentro de un género y Ryan Gosling es uno de ellos. El canadiense dió el salto al estrellato con ‘El diario de Noa’ y años más tarde revitalizó su carrera con ‘Drive’. Desde entonces se ha movido en un amplio rango, que cubre desde roles desternillantes como Ken en ‘Barbie’ al trágico protagonista de ‘Blade Runner 2049’.
Aun así, pocas actuaciones en su carrera brillan tanto y demuestran que es un excelente actor cómico como ‘Lars y la chica de verdad’. Una de esas películas que pasan injustamente desapercibidas por su premisa. Estrenada en 2007 y actualmente disponible en España en el catálogo de Movistar+, en ella Gosling interpreta a Lars Lindstrom, un adulto socialmente disfuncional que se enamora de una muñeca hinchable que pide a domicilio.


Lo que otros directores habrían convertido fácilmente en una comedia marrana dosmilera, Craig Gillespie lo trata con una gracia y una sensibilidad que hace que parezca fácil. Su humor es a veces ácido, a veces absurdista y a veces incómodo. Es una cinta difícil de describir. Parte comedia quirky, parte romance y parte melodrama. Su gran baza es tomarse su propuesta totalmente en serio. Lars no es alguien de quien reírse, aunque por momentos la película invite a ello. Su historia es tan pintoresca como tierna, un balance que pocos actores habrían sabido vender.
Bajo la apariencia de comedia tontorrona, está uno de los roles más complejos a los que Gosling se ha enfrentado. Los personajes bobalicones no le son ajenos, ni antes ni después en su filmografía, pero Lars está hecho de otra pasta. Se mueve en una línea fina entre un ermitaño solitario y alguien que perfectamente podría haber sido diagnosticado como neurodivergente de haberse hecho la película en otra era. Habría sido muy fácil caer en topicazos y hacer el bobo durante 100 minutos, pero en su lugar Gosling interpreta al personaje con contención y empatía.
Es en general un guion arriesgado al que le habría costado funcionar sin su excelente reparto. A Gosling le acompañan Paul Schneider y Emily Mortimer, que aportan el toque justo de realismo para acompañar el punto de vista del espectador. Incluso Bianca, que no deja de ser una muñeca sexual curvilínea y estereotípica y como tal, una visión un tanto esperpentica que ver en pantalla con el resto del elenco, acaba cobrando protagonismo sin decir siquiera una palabra. Su relación, tanto con Lars como con el resto de personajes, es sorprendente y está llena de idas y venidas que la convierten en un personaje más.
Por sus temas y cómo los trata, ‘Lars y la chica de verdad’ se adelantaba por la izquierda a otras películas como la venerada ‘Her’. Su historia va tanto de amor como de autoestima y soledad. Más raro aún es ver aquí una película que enseña un tipo de masculinidad inusual en la gran pantalla. Una que admite la fragilidad pero abre también el corazón al cambio. Han pasado 18 años desde su estreno, y aun así sus ideas y mensajes se sienten más pertinentes que las de muchos romances modernos.
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