La fructífera obra de Armando Manzanero
Resulta osado y retador hablar de los compositores hispanoamericanos más importantes del siglo XX, sin cometer injusticias u omisiones que alboroten las pasiones, por la carga de subjetividad que implica tal tarea.
Además, porque el listado puede responder a diferentes criterios; por ejemplo, si se opta por lo “culto o elitesco” o por lo popular.
En el primer caso, hay nombres imprescindibles como los del argentino Alberto Ginastera, el brasileño Heitor Villa-Lobos, los mexicanos Carlos Chávez y Silvestre Revuelta, los españoles Manuel de Falla y Joaquín Rodrigo y los venezolanos Antonio Lauro y Vicente Emilio Sojo.
En el caso de lo popular, surgen otros como Agustín Lara, con clásicos como Solamente una vez, María bonita, Palabras de mujer, Granada, Noche de ronda y Piensa en mí; José Alfredo Jiménez, con El rey, La media vuelta, Si nos dejan, Amanecí en tus brazos y Que te vaya bonito; Manuel Alejandro, con Como yo te amo, En carne viva, Voy a perder la cabeza por tu amor, Lo dudo, Se nos rompió el amor, Insoportablemente bella y Te propongo separarnos; Roberto Cantoral, con El reloj, El triste, La barca y El preso número nueve; y Juan Carlos Calderón, con Eres tú, El gato que está triste y azul, Cartas amarillas, Tómame o déjame, Te quiero así, Señor juez y La fiesta terminó.
Mención aparte merece Armando Manzanero, a propósito de cumplirse 90 años de su nacimiento. El llamado “Rey del romanticismo” creó más de 400 canciones y se ganó un sitial de honor entre los compositores más destacados de la segunda mitad de la centuria pasada.
Somos novios, Contigo aprendí, Esta tarde vi llover, Adoro y, sobre todo, el disco Romance (1991), con el cual Luis Miguel redimensionó el bolero, para presentarlo a nuevas generaciones, dan fe del impacto del músico mexicano, en la industria discográfica.
Contenido
Herencia
Santiago Manzanero y Juana Canché aportaron algo más que los genes mayas a su hijo Armando, nacido el 7 de diciembre de 1935, en la península de Yucatán. La música formaba parte de sus vidas y el chiquillo no tuvo escapatoria.
Bajo el tutelaje de su abuela materna Rita Baqueiro Chi, asistió a la escuela de Bellas Artes, a partir de los ocho años de edad. A los 15, compuso su primera canción ‘Nunca en el mundo’.
Ya adulto e instalado en Ciudad de México, fue contratado como director musical por un sello disquero, hasta que, en 1967, le propusieron grabar sus propios temas. En ese momento, comenzó su carrera en solitario, aunque continuó desempeñándose como productor y escribiendo para otros artistas.
Visitó Venezuela en incontables ocasiones. Las últimas veces vino contratado para celebrar el Día de los Enamorados.
Amor
Armando Manzanero tuvo cuatro esposas: María Elena Arjona Torres, María Teresa Papiol Mirassou, Olga Aradillas y Laura Elena Villa, a quien dejó viuda después de seis años de unión. Procreó siete hijos: María Elena, Martha, Armando, Diego, Juan Pablo, Mainca y Rodrigo, padres de sus 17 nietos.
En 2020, fue una de las voces negacionistas de la pandemia del Covid-19. Organizó una fiesta para celebrar su cumpleaños, contraviniendo las recomendaciones de las autoridades sanitarias. El 17 de diciembre, fue ingresado por la neumonía que le produjo el virus. Murió el 28. Sus cenizas fueron trasladadas a la casa museo erigida en Yucatán.
