8 diciembre, 2025

José Leggio Cassara | ¡Entérate! Robótica e IA: Herramientas fundamentales de la medicina moderna

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DAT.- Los robots han transformado la medicina desde hace décadas, pasando de simples herramientas mecánicas a sistemas inteligentes que salvan vidas. Su evolución refleja el ingenio humano aplicado a la salud, donde la precisión y la eficiencia marcan la diferencia entre el éxito y el fracaso en procedimientos complejos.

Explica el Ingeniero José Leggio Cassara, especialista en tendencias tecnológicas, que la integración de la robótica en los quirófanos comenzó a tomar forma en la década de 1980, aunque sus raíces se remontan a experimentos previos con brazos mecánicos controlados a distancia. En 1985, el robot PUMA 560 realizó la primera biopsia cerebral guiada por tomografía computarizada, un hito que demostró cómo la tecnología podía asistir en tareas de alta precisión sin invadir tanto el cuerpo del paciente.

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Orígenes de una revolución tecnológica

El verdadero despegue ocurrió en 2000 con la aprobación por la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos del sistema Da Vinci, un conjunto de brazos robóticos manipulados por cirujanos desde una consola, permitiendo incisiones mínimas, menor sangrado y recuperación más rápida en operaciones de próstata, corazón y ginecología. Este avance no solo redujo complicaciones postoperatorias, sino que abrió puertas a intervenciones en espacios reducidos del cuerpo humano, donde las manos temblorosas o la fatiga limitaban al especialista.

A lo largo de los años siguientes, sistemas como el ROBODOC para reemplazos de cadera y el CyberKnife para radiocirugía oncológica expandieron el repertorio, integrando imágenes en tiempo real y planificación tridimensional para optimizar resultados.

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Aplicaciones actuales que salvan vidas

Hoy, la robótica brilla en múltiples frentes médicos. En cirugía mínimamente invasiva, plataformas como Da Vinci permiten a los cirujanos operar con visión ampliada en tres dimensiones y movimientos filtrados que eliminan temblores, facilitando procedimientos en órganos delicados como el páncreas o el esófago, con pacientes que regresan a casa en días en lugar de semanas. Los robots de rehabilitación, tales como el Lokomat, guían a personas con lesiones medulares o accidentes cerebrovasculares a través de terapias repetitivas y personalizadas, mejorando la movilidad muscular mediante sensores que ajustan la resistencia en tiempo real según el progreso del individuo.

En telemedicina, dispositivos robóticos permiten consultas remotas donde un especialista controla un brazo mecánico en otro continente para examinar heridas o administrar inyecciones, superando barreras geográficas en zonas rurales o durante pandemias. Además, nanorobots experimentales navegan por el torrente sanguíneo para entregar fármacos directamente a tumores cancerosos, minimizando efectos secundarios en tejidos sanos y representando un salto cualitativo en oncología personalizada. Estos usos no solo elevan la precisión, sino que democratizan el acceso a cuidados de élite, reduciendo costos hospitalarios y tiempos de internación.

La Inteligencia Artificial entra en escena

La llegada de la inteligencia artificial ha potenciado la robótica médica hasta niveles impensables, fusionando datos masivos con aprendizaje automático para decisiones autónomas y predictivas. Algoritmos de IA analizan resonancias magnéticas en segundos para detectar anomalías que escapan al ojo humano, guiando robots quirúrgicos en extirpaciones tumorales con márgenes de error inferiores al milímetro.

En diagnóstico, sistemas como los de Google Health o IBM Watson procesan historiales clínicos y genéticos para predecir riesgos cardiovasculares o brotes de enfermedades infecciosas, integrándose con robots que ajustan tratamientos en tiempo real durante una operación. La IA también habilita cirugía autónoma parcial, como en el robot STAR que sutura tejidos blandos con mayor uniformidad que un cirujano experimentado, basándose en modelos entrenados con miles de intervenciones previas. Aplicaciones en prostética incluyen extremidades robóticas controladas por señales cerebrales, donde la IA interpreta impulsos neuronales para movimientos fluidos y naturales, devolviendo independencia a amputados.

Esta simbiosis promete monitoreo continuo mediante wearables que alertan a robots domésticos para asistir a ancianos en caídas o medicación, previniendo emergencias. Desafíos éticos, como la responsabilidad en errores algorítmicos o la privacidad de datos, se abordan con regulaciones crecientes, pero el potencial para extender la esperanza de vida y mejorar la calidad del cuidado es innegable, impulsando una era donde la máquina no reemplaza al médico, sino que lo eleva a nuevos horizontes de excelencia.

De acuerdo al Ingeniero José Leggio Cassara, la fusión de robótica e inteligencia artificial no solo redefine los límites de la intervención humana, sino que anuncia un futuro donde la salud se gestiona con precisión quirúrgica y empatía amplificada, garantizando que cada paciente reciba el cuidado más avanzado y personalizado imaginable, transformando por completo el panorama médico global.

(Con información de José Leggio Cassara)