2 octubre, 2025

Iglesia católica le planta cara a Javier Milei por represión a los jubilados

Iglesia católica le planta cara a Javier Milei por represión a los jubilados

Como cada miércoles desde que Javier Milei arreció con sus políticas de golpe económico a los más pobres de Argentina, esta semana se prepara una nueva protesta de jubilados por pensiones dignas. La iglesia católica se sumó a las críticas contra la represión a los manifestantes y pidió al gobierno dejar de vejar a los adultos mayores.

La Comisión Nacional de Justicia y Paz de la Conferencia Episcopal Argentina ha emitido un comunicado contundente, citando el Salmo 71 («No me rechaces en el tiempo de mi vejez») para recordar la urgencia de atender a los adultos mayores, a quienes considera un «tesoro» a menudo abandonado.

Con este mensaje, la iglesia urge en la necesidad imperiosa de un diálogo inclusivo que brinde soluciones justas a la delicada situación de los haberes jubilatorios, en lugar de reprimirlos con empujones y gases, como ha instruido la ministra de Seguridad Patricia Bullrich.

El comunicado de la Iglesia expresa un rotundo repudio a la represión ejercida por las fuerzas de seguridad contra quienes se manifiestan pacíficamente cada miércoles frente al Congreso de la Nación. Se enfatiza que la violencia nunca es la respuesta ante el ejercicio del derecho constitucional a reclamar, y que esta situación es aún más grave cuando se dirige contra aquellos que denuncian una «injusticia grave» como la reducción de sus ingresos.

En este sentido, el texto exige la suspensión de toda forma de represión contra los manifestantes, garantizando el libre ejercicio del derecho a pedir justicia.

Las comisiones eclesiásticas insistieron: «El inicio de un diálogo es siempre la mejor respuesta ante un reclamo». También citaron al Papa Francisco: «Cuando la sociedad abandona en la periferia una parte de sí misma, no habrá programas políticos ni recursos policiales o de inteligencia que puedan asegurar indefinidamente la tranquilidad».

El mensaje concluye con una reflexión sobre el rol de la sociedad frente a sus mayores: «Toda la sociedad debe apresurarse a atender a sus ancianos —¡son el tesoro!— cada vez más numerosos, y a menudo también más abandonados». La Iglesia se suma así a las voces críticas contra la respuesta oficial a las movilizaciones por la situación de los jubilados.

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