3 octubre, 2025

Hollywood se ha volcado en contra de una actriz hecha por IA. La paradoja es que su cara es casi idéntica a la de una mujer de carne y hueso

Hollywood se ha volcado en contra de una actriz hecha por IA. La paradoja es que su cara es casi idéntica a la de una mujer de carne y hueso


Si estás al día de la actualidad distópica de nuestro mundo, quizás te suena el nombre de ‘Tilly Norwood’. De pasada y en imágenes, podrías confundirla con cualquier nuevo talento de Hollywood. Tiene la apariencia de una joven morena y normativa, pero en realidad se trata de la primera «actriz» hecha con IA. Una a la que la compañía que la ha creado le quiere incluso buscar representación.

En los últimos días Hollywood se ha volcado en contra de esto, considerándolo una trangresión flagrante de la tecnología en las profesiones creativas. Actrices como Melissa Barrera o Emily Blunt la han condenado, y desde el sindicato de actores SAG-AFTRA emitieron un comunicado con su postura: «Para ser claros, ‘Tilly Norwood’ no es un actor, es un personaje generado por un programa de ordenador que fue entrenado por el trabajo de incontables profesionales, sin permiso ni compensación».

Si aún no nos quedaba claro lo nociva que es la IA generativa a nivel ético fuera del intrusismo laboral, un último plot twist nos lo ha vuelto a recordar. Puede que Tilly Norwood haya sido entrenada por «incontables profesionales» como sugerían desde el sindicato, pero el cerco se cierra mucho más en lo que se refiere a su apariencia. Porque resulta que tiene exactamente la misma cara que una persona real, una joven cantante y tiktoker de 20 años llamada Stella Hennen.

«Chica, denuncia»

En una serie de vídeos en los que crecientemente pasaba de la incredulidad a la preocupación, Hennen se revela pasmada viendo la cara de Norwood en comparación con la suya, a la vez que una oleada de comentarios le insta que tome acciones legales. «Chica, denuncia». Que la IA generativa hace un pastiche de todo aquello que pilla es algo que ya sabíamos, pero es que aquí cuesta encontrar la línea entre el pastiche y la imitación directa. La compañía detrás de Tilly aseguraba a Slate que «fue desarrollada desde cero usando diseño original creativo», pero no hace falta ser un experto en anatomía para apreciar que es un parecido inquietante con las facciones de esta persona real.

No está claro lo que pasará a continuación. También entrevistada por Slate, Hennen admite encontrarse abrumada por la situación, y pese a haber hablado con sus representantes para estudiar las posibilidades legales, no tiene claro cuáles son sus opciones. «Ya no es un problema mío. Esto va a empezar a afectar a todos los artistas y creativos».

Hennen
Hennen

Fuente: smartfella (TikTok)

Lo peor de esto es que Hennen no es una megaestrella. No es una diana evidente para el algoritmo. No es como si hubiesen querido mezclar la cara de Anya Taylor-Joy y Florence Pugh en un avatar virtual. Es una artista relativamente desconocida, con una cuenta que tiene apenas 3.000 seguidores (probablemente algunos de ellos recientes después de que se haya destapado el marrón), que desde ahora es un espeluznante recordatorio de que cada vez somos menos dueños de nuestra propia imagen en la era digital.

La herramienta de «democratización» del arte cada vez se revela más como otra forma de control de las grandes tecnológicas con el proceso creativo. «Sabes, preferiría ser yo la que está actuando, ¡ponme en una rom-com!», decía Hennen. Claro que esta opción es mucho menos conveniente que tener a Tilly Norwood, una persona virtual a la que se puede explotar como un producto sin miedo a las consecuencias.

Imágenes: smartfella (TikTok)

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