11 octubre, 2025
Helados con moderación - Últimas Noticias

“Los helados pueden tener cabida en una dieta saludable”, según indica Luis Bello, médico especialista en nutrición y dietética. No obstante, el especialista matiza que, a la hora de consumir estos alimentos, hay que tener en cuenta el tipo de helado, su calidad, la cantidad que tomamos y con qué frecuencia lo hacemos.

Existen dos tipos de helados fundamentalmente: los de hielo y los elaborados a base de productos lácteos. Así, el doctor Bello explica que si una pieza de fruta tiene unas 100 calorías, un polo de hielo puede tener alrededor de setenta. “La fruta es más sana pero en lo que a calorías se refiere, un polo de hielo no es extremadamente peligroso”, aclara. Por su parte, un helado de crema servido en un vasito de tamaño normal “puede tener unas 120 o 130 calorías”, apunta.

El especialista señala que no se debe confundir dulce y helado pues, “mientras un dulce tiene unas 600 calorías por cada cien gramos, la misma cantidad de helado puede tener aproximadamente 160 calorías. Pero cuando al helado le ponemos galleta o, sobre todo, chocolate, estamos mezclando helado y dulce y entonces las calorías se disparan”, advierte. De este modo, el experto indica que un helado de los que están recubiertos de chocolate podría contener unas 120 calorías si no tuviera chocolate, mientras que con chocolate alcanza las 30 k0.

El helado de chocolate con almendras suele llevar grasa vegetal, sobre todo aceite de coco y palma, que suben el colesterol. Es un tipo de helado que engorda mucho, por lo que no sería adecuado su consumo de forma cotidiana, detalla. Otro tipo de helados es el de yogur, más ligero que los tradicionales. “Está a mitad de camino entre el helado y el yogur”, apunta el doctor Bello.

El médico expresa que, si un yogur desnatado tiene unas 50 calorías y un helado unas 150, el helado de yogur se quedaría en 100; pero también hay que tener en cuenta la cantidad que se consume. “Un helado engorda más que un yogur helado, pero mientras que con el helado tenemos la tradición de tomar un vasito, el yogur helado suele consumirse en un recipiente más grande. Esto hace que un yogur helado pueda engordar más que un helado normal, que normalmente es más pequeño”, precisa.

¿EN QUÉ MOMENTO?

La mejor hora para tomar un helado es a mediodía o por la tarde. En cambio, hay que evitar consumir este tipo de alimentos por la noche ya que, en ese momento, los azúcares no llegan a quemarse debido a la falta de actividad física y se transforman en grasa. Además, el especialista destaca que no se debe reemplazar el helado por la fruta, ya que ésta nos aporta vitaminas, minerales, fibra y antioxidantes. Por su parte, un polo de hielo que está elaborado fundamentalmente con agua y colorante tiene “pocas calorías y los mínimos nutrientes”, aclara el médico. A la vez, el doctor Luis Bello destaca que este tipo de helados no aportan grasas saturadas. Por otro lado, “el polo cremoso, que lleva leche, nos puede aportar hidratos de carbono y proteínas”, precisa.

MODERE LA FRECUENCIA

Otro aspecto importante a la hora de consumir un helado es su calidad. En ese sentido, el helado industrial, de bajo precio, es mucho peor que el artesanal ya que, muchas veces, para fabricar el industrial se utiliza leche deshidratada y grasas saturadas. Para asegurarse de que el helado lleva buenos ingredientes, una opción es prepararlo en casa. “Lo bueno de hacer el helado en casa es que se utilizan productos naturales, unos ingredientes que no se emplean en la fabricación industrial porque resultaría muy caro”, apunta el doctor Bello, quien destaca que no es lo mismo el aceite de oliva que un aceite vegetal como el de coco o palma, ni es igual utilizar en su preparación leche en polvo que leche normal.

Para el médico, el helado es un placer sano, “pero dependiendo siempre de qué tipo de helado, qué cantidad y con qué frecuencia se va a tomar”, puntualiza. Señala también que a sus pacientes les suele recomendar que consumen ciertos alimentos como los frutos secos, el alcohol o los dulces, sólo durante el fin de semana. “En el caso de los helados, más allá del sábado y el domingo, podemos consumir alguno entre semana”, matiza.

Según indica el especialista, consumir helados tres o cuatro veces a la semana no supondría ningún problema. “El helado es mejor que el dulce, pero no tan bueno como la fruta, por lo que nunca debemos sustituir, aunque tengamos mucho calor, fruta por helado”, concluye.

CON MESURA

Las grasas y los azúcares cumplen importantes funciones, desde aportar la energía para el cuerpo y conferir un sabor apetecible y consistencia a los alimentos, hasta ser el vehículo de vitaminas liposolubles y un componente esencial de distintas sustancias fisiológicas, si los ingieres en las cantidades adecuadas. No obstante, los excesos de platos dulces y grasos en la dieta no sólo eleva espectacularmente la cantidad de calorías que se ingieren, haciéndonos engordar, sino que además desequilibran nuestras funciones orgánicas y perjudican la salud y el bienestar. La solución no radica en irse al otro extremo, aplicando la tijera sobre la mayor cantidad posible de calorías o dejando de lado las salsas y alimentos que más nos apetecen: la clave es aligerar los platos, sin castigar el paladar. En materia dietética olvídese del “todo o nada”: la clave es la moderación.

Recuerde: el exceso de dulces hace que uno se alimente de forma menos saludable, porque se tiende a comer menos frutas, verduras y lácteos (ricos en vitaminas y minerales) y que el azúcar sanguíneo sufra oscilaciones que producen picos y caídas de energía a lo largo del día. Pero tratar de adelgazar centrándose en un recorte drástico de calorías, reduciendo el consumo de dulces y grasas todo lo posible, no sólo no funciona ni ayuda a bajar peso sino que además puede ser contraproducente y peligroso para la salud. “La poda calórica drástica y excesiva no conviene porque se infralimenta el cuerpo (y este reacciona percibiendo que se está hambriento y comienza a almacenar calorías en forma de grasas) y no se aportan a través de la comida todos los nutrientes que necesita el organismo para mantenerse y funcionar bien”, comenta el especialista Bello. A la larga, una dieta muy hipocalórica hace que el metabolismo se ralentice para conservar el “combustible orgánico” y gastar las menos calorías posibles, y ya no se consigue adelgazar. A veces es preferible ceder a la tentación y comer una pequeña cantidad del alimento deseado: comparta ese apetitoso helado con sus amigos o pida solo una bola en vez de dos. 

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