21 septiembre, 2025
Trump y sus políticas - Últimas Noticias

En tiempos de guerra híbrida y amenazas imperiales, la historia nos convoca. China y Vietnam, dos pueblos que enfrentaron el fascismo y el colonialismo con guerra popular prolongada, nos enseñan que la defensa no es solo militar: es ética, territorial, comunal. Hoy, ante las agresiones de Estados Unidos y la reconfiguración del posfascismo global, Venezuela avanza en la construcción de la Resistencia Activa Prolongada (RAP), propuesta por el compañero Diosdado Cabello como doctrina para la defensa integral.

Desde esa perspectiva, el decálogo comunal de defensa integral se convierte en brújula estratégica. La comuna no es solo espacio de gestión: es territorio de paz combativa. La defensa es tarea de todo el pueblo, como lo fue en las aldeas vietnamitas o en las zonas liberadas chinas. La formación de cuadros es permanente, porque sin conciencia no hay resistencia. La ética revolucionaria guía cada acción, como enseñó Ho Chi Minh: “la moral revolucionaria es más importante que el talento”.

La producción es parte de la resistencia: arroz en Vietnam, tejidos en China, conucos en Venezuela. La comunicación es trinchera de lucha: desde Radio Hanoi hasta nuestras redes comunales. La memoria histórica es arma estratégica: recordar Nankín, Dien Bien Phu, El Caracazo. La unidad popular es escudo contra el fascismo: campesinos, milicianos, estudiantes, todos en una sola línea. La cartografía insurgente orienta la acción: saber dónde estamos, qué defendemos, cómo nos movemos. Y finalmente, la guerra prolongada es construcción de poder: no solo resistir, sino avanzar hacia la emancipación.

Este decálogo no es un poema ni una consigna vacía. Es una hoja de ruta para la defensa territorial, para la formación comunal, para la guerra del pueblo. China y Vietnam vencieron al fascismo. Venezuela, con su historia insurgente y su pueblo organizado, también puede hacerlo.

Ver fuente