26 octubre, 2025
Fósiles únicos ponen a Táchira en mapa global

El estado Táchira se consolida como un reservorio geológico y paleontológico de relevancia capital para el estudio de los períodos Jurásico y Cretácico en América del Sur. Los hallazgos en la Formación La Quinta no solo han puesto a Venezuela en el mapa de la paleontología mundial, sino que también han abierto una ventana de oportunidades inigualable para la investigación.

En esta formación rocosa, que data de hace unos 205 a 140 millones de años, se han descubierto los dos únicos dinosaurios formalmente descritos en Venezuela: el Tachiraptor admirabilis y el Laquintasaura venezuelae. Ambos, con más de dos millones de años de antigüedad, son esenciales para comprender la vida en el Jurásico temprano.

Recientemente, el foco se ha puesto en otro hallazgo notable en el municipio Lobatera, un ictiosaurio del período Cretácico. Aunque no es un dinosaurio, sino un reptil marino, este es el primer registro de ictiosaurio encontrado en Venezuela, según los expertos.

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Territorio virgen

Los municipios Jáuregui, Lobatera, Seboruco, Francisco de Miranda del Táchira, junto a otras zonas del país como Monagas, Falcón y la sierra de Perijá, representan un territorio virgen para la paleontología.

Omar Sumoza, biólogo con especialización en paleontología, ha liderado los estudios en la Formación La Quinta. Sumoza explica que las formaciones rocosas que afloran en el Táchira (la Formación La Quinta o “Machirí”) tienen una antigüedad que abarca hasta los 205 millones de años. “En ese momento, entre 200 y 140 millones de años, hubo dinosaurios. Afortunadamente en la zona del Táchira floreció y tiene potencial”, afirmó.

El experto aclaró la distinción entre los hallazgos: “El Tachiraptor y Laquintasaura son dinosaurios. Los dinosaurios de este momento son generalmente pequeños. El ictiosaurio no es un dinosaurio. Es un saurio, sí, pero no es un dinosaurio, y vivió en un periodo posterior entre 100 y 140 millones de años”.

El ictiosaurio

El reptil marino de Lobatera, que es de tamaño pequeño, ha generado gran expectativa. Según Sumoza, en Venezuela nunca se había conseguido un ejemplar así, aunque en Colombia (Villa de Leyva) sí se han hallado ictiosaurios de gran tamaño.

Actualmente, los estudios que se realizan en el Ivic (Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas) determinarán su identidad. Lo preliminar describe que puede que sea una ampliación de la frontera de una especie ya reconocida a nivel mundial como la de Colombia o Brasil.

Otra de las posibilidades es que sea una nueva especie de ictiosaurio para la ciencia, lo que implicaría nombrarlo, como se hizo con el Tachiraptor y el Laquintasaura. “Si no se consigue ningún semejante, se dice que es una especie nueva para el mundo”, puntualizó Sumoza.

Oportunidades

El valor de estos descubrimientos abren la puerta a un amplio desarrollo científico en el país. Oscar Forero, presidente de Fundacite Táchira, destacó el esfuerzo de promover la investigación en conjunto con el Ministerio de Ciencia y Tecnología, expertos del Ivic y la Universidad Nacional Experimental Francisco de Miranda de Falcón. Forero resaltó la importancia de este trabajo colaborativo.

Por su parte, Anderson Jaimes, antropólogo y director del Museo del Táchira, señaló la necesidad de apoyar la infraestructura local. Es urgente lograr la recuperación del Museo del Táchira y el área de laboratorio desde el punto de vista técnico y de recurso humano para poder procesar estos hallazgos localmente.

Además, Paola Pastor Guerra, geofísica, resaltó el potencial geológico del país. Ella y Omar Sumoza coincidieron en que es fundamental promover la carrera de Paleontología en Venezuela, ya que actualmente la disciplina se aborda como una rama de la Biología y la Geología.

Los fósiles del Táchira no son solo vestigios del pasado, son un motor para el futuro de la ciencia venezolana.

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