18 octubre, 2025
Fervor del pueblo lleva a José Gregorio a la santidad

El médico, profesor e investigador supo combinar su vocación científica con la devoción católica y la dedicación a los más necesitados. Su ejemplo de humildad y caridad ha trascendido generaciones, y este domingo 19 de octubre, luego de 76 años de transitar por el camino hacia la santidad, la Iglesia católica lo eleva a los altares como San José Gregorio Hernández.

El popular Médico de los Pobres nació el 26 de octubre de 1864 en Isnotú, estado Trujillo. Fue el primer hijo del matrimonio entre los llaneros Benigno Hernández y Josefa Antonia Cisneros.

Desde su infancia, Goyo creció en un hogar impregnado de los fundamentos católicos. Su madre, devota de Nuestra Señora de las Mercedes, San José y la Virgen del Rosario, fue su primera guía espiritual. En compañía de ella y de su tía María Luisa, el joven comenzó a visitar enfermos y a asistir a misa, lo que marcó el rumbo de su vida.

Además, su tío bisabuelo estaba emparentado con el Santo Hermano Miguel y su abuelo descendía del cardenal Francisco Jiménez de Cisneros.

Siguiendo los pasos del catolicismo, José Gregorio fue bautizado en Escuque por el padre Victoriano Briceño y confirmado en Betijoque por el arzobispo Juan Hilario Boset.

Ciencia y vocación religiosa. A los 13 años, Goyo soñaba con estudiar Derecho, pero su padre lo convenció de seguir la carrera de Medicina. Con apenas 14 años, dejó Trujillo para trasladarse a Caracas. Ingresó al Colegio Villegas, donde obtuvo el título de bachiller en Filosofía en 1884, y poco después inició sus estudios de Medicina en la Universidad Central de Venezuela.

El 28 de junio de 1888 se graduó de médico con honores. De regreso a su tierra andina, recorría a caballo pueblos y aldeas de Trujillo y Mérida para atender a los enfermos, sin importar su condición económica. Su generosidad y trato humilde lo convirtieron en una figura querida y respetada.

En 1889, gracias a una beca del Gobierno, viajó a París para especializarse en Microscopía, Bacteriología, Histología y Fisiología Experimental. Luego continuó su formación en Berlín, donde estudió Anatomía Patológica y realizó cursos de Bacteriología.

A su regreso a Venezuela en 1891, se incorporó como profesor en la UCV y fundó las cátedras de Histología Normal y Patológica, Fisiología Experimental y Bacteriología. Fue además uno de los 35 fundadores de la Academia Nacional de Medicina y el primero en introducir un microscopio en el país.

Su vida espiritual también fue intensa. En 1908 ingresó al monasterio cartujo de Farneta, en Italia, pero una enfermedad lo obligó a regresar a Venezuela al año siguiente. Aun así, nunca abandonó su deseo de consagrarse a Dios. En 1912 viajó a Roma para estudiar Teología en el Pontificio Colegio Pío Latinoamericano, aunque problemas de salud lo llevaron nuevamente a su tierra natal.

De regreso a Caracas, retomó su labor docente y médica. Compaginaba sus clases con una agenda que incluía dos horas diarias dedicadas a la atención gratuita de los pobres. Su entrega se hizo más visible durante la pandemia de gripe española en 1918, cuando atendió a cientos de enfermos, muchos de los cuales aseguran que se salvaron gracias a su intervención.

Último acto de servicio. La tarde del 29 de junio de 1919, en la esquina de Amadores de La Pastora, en Caracas, a sus 54 años, el doctor José Gregorio encontró la muerte cuando salió a comprar medicinas para una anciana y fue atropellado por un vehículo.

En el hospital, un sacerdote le administró la unción de los enfermos antes de fallecer. Al conocerse la noticia, el pueblo comenzó a repetir una frase que se haría eterna: ha muerto un santo.

Su figura empezó a ser venerada por miles. Los devotos visitaban su tumba en el Cementerio General del Sur, desde donde fueron trasladados sus restos en 1975 hasta la iglesia de la plaza La Candelaria. También comenzaron a aparecer estampitas y estatuillas del doctor.

Como reconocimiento a su veneración desde hace mucho tiempo y sin comprobar un segundo milagro, el Vaticano le otorgó al beato la canonización equivalente y desde mañana será oficialmente San José Gregorio Hernández.

Camino al altar

  • 1949. El arzobispo de Caracas, monseñor Lucas Guillermo Castillo, postuló por primera vez a José Gregorio Hernández a la beatificación.
  • 1972. La Congregación para las Causas de los Santos examinó el informe y el Vaticano lo declaró como Siervo de Dios.
  • 1986. El 16 de enero de ese año, el papa Juan Pablo II le otorgó el título de Venerable.
  • 2020. El papa Francisco aprobó un milagro atribuido a su intercesión y lo nombra beato.
  • 2021. El 30 de abril se realizó la beatificación en la iglesia Juan Bautista de La Salle, en Caracas.
  • 2025. El 25 de febrero de este año, el Papa Francisco dio el voto positivo para su canonización.

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