Es una de las escenas de terror más escalofriantes del cine. Hace 100 años impactó al público y aún hoy impresiona verla

El cine de terror nos ha dejado multitud de escenas inolvidables a lo largo de los años, pero son muy pocas las que se han convertido en momentos icónicos del séptimo arte. Uno de ellos se produjo hace justo 100 años con el estreno de una película sencillamente inolvidable: ‘El fantasma de la ópera’.
Obviamente, me refiero a la adaptación de la famosa novela de Gaston Leroux dirigida por Rupert Julian en 1925. Luego hubo varias versiones más, pero este largometraje protagonizado por Lon Chaney sigue siendo imbatible tantos años después. Y uno de los principales motivos es la escena en la que el fantasma es desenmascarado.
«Casi me hago pis encima»
Durante más o menos la mitad del metraje, el fantasma de la ópera es un ser misterioso que permanece en las sombras. Eso es algo de lo que sus responsables eran muy conscientes, por lo que evitaron a toda costa que se publicase ni una sola imagen de Chaney caracterizado antes del estreno. El objetivo era causar la mayor impresión posible.
De hecho, el secretismo fue tal que ni siquiera Mary Philbin, la actriz que daba vida a Christine, conocía la apariencia que escondía Chaney, tal y como desveló después Charles Van Enger, director de fotografía en ‘El fantasma de la ópera’ y persona de confianza del actor. De esa forma consiguieron una reacción genuina por su parte que añade verosimilitud al resultado final.
Eso sí, el propio Van Enger hizo las veces de conejillo de indias para testar el look de Chaney, y el resultado fue el que estaba buscando: «Casi me hago pis encima, ¡me caí de espaldas sobre un taburete!«. El actor se echó a reír y la frase que dijo a continuación lo resume todo: «No te preocupes, Charlie, ya me dijiste lo que quería saber«.
El propio Chaney resumía así cómo logró conseguir ese look tan escalofriante: «la gente exclamó por mi extraño maquillaje. Logré la calavera de ese papel sin usar máscara. Fue el uso de pinturas en los tonos adecuados y en los lugares adecuados —no en las partes más obvias del rostro— lo que creó la ilusión de horror… Todo es cuestión de combinar pinturas y luces para crear la ilusión perfecta«.


Se ha llegado a comentar mucho que fue el propio Chaney quien rodó la mayor parte de esa escena, ya que su relación con Julian no fue demasiado buena. Además, para provocar una mayor reacción por parte de su compañera usó otro truco: se puso a insultarla, dando la sensación de que está enfadado con ella y decepcionado en sus habilidades como actriz. Todo valía para que ese momento fuese lo mejor posible.
La escena en sí misma supone un punto de inflexión total en la película, tanto por resolver un enigma que en otras versiones no se soluciona hasta los minutos finales como por su forma de impulsar la historia hacia delante. La reacción inicial de Fantasma es irse y dejar allí a Christine, pero no mucho después jura vengarse tras verla con su amante, siendo esto el detonante del secuestro con el que arranca el tramo final de ‘El fantasma de la ópera’.
La premiere mundial de ‘El fantasma de la ópera’ tuvo lugar el 6 de septiembre de 1925 en la ciudad de Nueva York -meses antes se había hecho un pase de prueba en Los Angeles, pero la reacción del público fue tan mala que hubo que volver a rodar varias escenas para buscar un enfoque más centrado en la vida romántica de Christine-.


Por cierto, en diciembre de 1929 se reestrenó una versión sonora de la película de la que apenas se conservan unas pocas escenas. Chaney no participó en ella porque su distribución corría a cargo de Universal y él estaba firmado por contrato por MGM. Sin embargo, el estudio siguió adelante con ella, lo cual causó un tremendo enfado por parte del actor.
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