El triunfo de ‘Adolescencia’ y ‘The Pitt’ en los Emmy puede dar pie a una nueva era en televisión. Premiar a las series de toda la vida me parece fantástico

La última edición de los Emmy ha dejado claro qué es lo que se valora ahora en televisión. Y también que tanto el camino de la innovación como el de la tradición son igual de válidos a la hora de alcanzar cierta calidad. Anoche vimos cómo ‘Adolescencia‘ se convertía en la gran triunfadora de la noche con seis premios, pero también ‘The Pitt‘ hizo historia al llevarse el galardón a Mejor Serie dramática y reconocer finalmente a Noah Wyle y Katherine LaNasa después de más de tres décadas de trayectoria en televisión. Y el dibujo se completó con el triunfo de ‘The Studio‘, la comedia de Apple que dio a Seth Rogen su primer Emmy tanto por su interpretación como por la dirección.
Estos tres títulos fueron los que dominaron principalmente la gala, reflejando que se debe premiar el equilibrio entre el riesgo creativo, las narrativas clásicas y un sentido del humor afilado. Pero más allá de los premios, se puede reflexionar sobre qué significa que este año hayan triunfado dos modelos como ‘Adolescencia’ y ‘The Pitt’, que parecen opuestos en la era del streaming.
LAS 10 MEJORES SERIES DE LA DÉCADA (2010-2019)
Médicos y adolescentes
El triunfo de ‘The Pitt’ es especialmente llamativo porque es el primer procedimental que gana el Emmy a Mejor drama desde ‘El abogado’ en 1999. En un ecosistema donde dominan las series de prestigio, esta victoria representa un regreso a la televisión clásica, con 15 episodios por temporada y estrenos cada año, un modelo que ofrece la regularidad que muchos espectadores echan de menos frente a la fragmentación del streaming.
Y por otro lado, ‘Adolescencia’ encarna cierto el riesgo creativo como una miniserie británica con un enfoque más emocional, que demostró que todavía hay espacio para historias innovadoras que se atreven a romper ciertos moldes. Su dominio en los Emmy confirma que la audiencia sigue buscando relatos que marquen una diferencia de alguna manera, aunque sean más breves y lleguen cada cierto tiempo.
Este choque de estilos se podría interpretar como el inicio de una nueva etapa televisiva. Durante años, la llamada “Era dorada de la televisión” estuvo marcada por series de prestigio, pero ahora se percibe cierto agotamiento frente a las largas esperas entre temporadas que tienen una cantidad de episodios muy reducida. En este contexto, ‘The Pitt’ ofrece cierta consistencia sin renunciar a la calidad, mientras que ‘Adolescencia’ muestra que también hay sitio para experimentar a la hora de mostrar o reivindicar algo.


Más allá del resultado de estos dos títulos -y del hecho de que premiar a ‘The Studio’ también implica que es bienvenida la crítica a Hollywood y la narrativa más meta-, los Emmy también son un recordatorio de que la televisión es más diversa de lo que parecen marcar las modas. Series como ‘The White Lotus’, ‘The Bear’ o ‘The Last of Us’ llegaron a la gala con varias nominaciones y mucho prestigio, pero no dominaron en la entrega de premios. Esto refuerza la idea de que los Emmy de este año no han reflejado solo las tendencias, sino la posibilidad de que coexistan varios modelos narrativos distintos.
Al final, ‘The Pitt’ y ‘Adolescencia’ son un reflejo de que no existe un único camino hacia el éxito. Ya sea a través de continuar con una tradición o de innovar de una forma radical, es posible alcanzar cierto reconocimiento en los Emmy, que suelen premiar la capacidad de conectar con la audiencia y de estar presente en una temporada muy competitiva.