El peligro de ser intenso (2)
Entonces abro mi corazón al armado de amor incierto y confuso de nuestro proceso, hasta con presos nuestros por acción de protesta contra nosotros por el 28-J, que ganamos con un pueblo resistente y resiliente en que nos convirtió el negrito converso norteamericano Obama, premio nobel de la paz.
Paix boba como se dice en lenguaje de marionetas, mientras 50 millones de dólares andan en la cabeza de Nicolás como un “golfo” o un “interregno sin orientación ni brújula”, se le ocurre semejante idiotez, porque seremos miles de millones de sangregorianos, lo que quiere decir que son más de los millones dispuestos por el imperio N veces multiplicados hasta infinito en Nicolás. No tendrán con qué pagar la suma milbillonaria, ni con maquinita de los falsos. Nos creen y quieren hechos hologramas del Pentágono.
O es que el imperio no entiende que su hocico aquí será diluido con curare, y no vamos a dejar de ponernos intensos, ni vamos a hacer análisis políticos críticos y llenos de veracidad. Allá los que la razón tendrán ante la historia y ni en la guerra donde la verdad es convertida en mentira geopolítica de acuerdo a como se bata el cobre. Los pitufos, como les dicen en la Argentina de Milei, que nos reclaman la intensidad de corazón, que reclamen con la misma intensidad este arrebato inusual y extraordinario del imperio. Si no se parecerán a la sinpar de Caurimare. Esa sifrina a la que le canta Guaco. Son de Caracas…Las chicas que a mí me gustan.
El ridículo es lo último que se debe hacer en tiempos de guerra cognitiva, aunque esté armándose hasta los dientes. Mao, el intenso, les decía: “Un tigre de papel con dientes de acero”. Agrego desde mi intensidad de chupaflor. Oxidados y podridos. Cómo pareciera los que tiene Trump y sus secuaces para mostrar al mundo, desde “el norte es una quimera. Qué atrocidad. Su American Dream convertido en el Darién y la cárcel de Bukele. Que mambooooo”. Caballo negro de Pérez Prado.
Mientras Caracas se incendia de luces en un atardecer que vuela en rojos diluidos, hacia lo profundo del azul del mar Caribe; hacia el azul Yemayá en su entente perdido. Intenso te digo mientras un beso volao mío imaginario surca el espacio. Intenso y peligroso como tiene que ser. Por allá. Más allá. En ese, tu destino incierto.
