El paradigma de la economía circular

La economía circular es un modelo económico y de producción/consumo que, a diferencia del modelo lineal basado en «tomar-hacer-desechar», busca un flujo continuo de recursos donde los residuos se reincorporan al sistema como nuevos recursos, minimizando la generación de desechos y el impacto ambiental.
Este enfoque prolonga la vida de los productos a través de la reutilización, reparación, renovación y reciclaje, imitando los ciclos de la naturaleza y desvinculándolo del crecimiento económico del consumo finito de recursos naturales.
La economía circular consiste en producir los bienes y servicios que se requieren para sostener la especie humana impactando mínimamente el medio ambiente y respetando sus ciclos naturales. Esto implica, principalmente, reducir la extracción de recursos naturales, prolongar la vida útil de los productos y, al final de su vida útil, reutilizar y reciclar las materias primas.
Hoy en día, la economía circular se encuentra en una fase de madurez y está siendo considerada en la estrategia de las grandes economías del mundo, con más cautela en la extracción y explotación de los recursos del planeta, y conscientes de la importancia de la sostenibilidad ambiental y la preservación de todas las especies vivientes.
La esencia del paradigma de la economía circular consiste en reducir o eliminar los residuos, desperdicios y la contaminación generada por la actividad humana, derivada de la elaboración de los productos, bienes y materiales que sean susceptibles de ser reutilizados (en su valor más alto), a los fines de mitigar su impacto contaminante en el ambiente y promover la regeneración de la naturaleza.
Por supuesto, este modelo presenta significativas diferencias con la economía lineal, el cual es el modelo predominante que han mantenido hasta ahora las actividades económicas desarrolladas por la humanidad. El mismo se basa en una secuencia de acciones con un principio y un final. Este comienza con la utilización de materias primas, extraídas de la naturaleza, para fabricar productos o prestar servicios, pasa por la fase de transformación para su utilización y, al final de su vida útil, lo que queda se elimina como residuo, generando acumulación de material con efectos contaminantes y huellas ambientales que degradan el entorno.
Además, dado que los recursos del planeta no son inagotables: el modelo de economía lineal rompe el equilibrio natural y se vuelve insostenible a largo plazo.
La economía circular, por el contrario, plantea considerar el final como un nuevo comienzo, reiniciando el ciclo productivo; lo que caracteriza funcionalmente el modelo en armonía con los ritmos de la naturaleza, considerando en todo momento la preservación y mantenimiento del medioambiente, viabilizando un desarrollo sostenible sin límites temporales.
La economía circular se inspira en cinco (5) principios básicos que se resumen en la fórmula “4R+C”:
- Reducir el consumo y los residuos, para minimizar el uso de materias primas y la generación de residuos. Las oportunidades son innumerables, desde la compra de productos con mayor eficiencia energética hasta el empleo de plataformas de uso de servicios compartido como el car sharing.
- Reciclaje basado en la idea de circularidad, lo que plantea es dar nueva vida a lo que parecía destinado al final. Reprocesar las materias primas de un objeto, una pieza de maquinaria o un edificio. Esto se aplica a todos los niveles, desde un contenedor de vidrio (botella) individual hasta una acería o fábrica.
- Reutilizar: al igual que el reciclado, un producto que ha llegado al final de su vida útil no se considera un residuo sino un recurso. A diferencia del reciclado, la reutilización no afecta a las sustancias, sino a los propios productos o a sus componentes, que pueden desmontarse y volver a montarse para otros fines.
- Regenerar mediante la refabricación de equipos o plantas de producción, que puede modernizarse aumentando su eficiencia y durabilidad.
- Compostaje (en inglés rot), es una forma particular de reciclaje de materiales o residuos orgánicos que pueden convertirse en abono y biocombustibles.
Adicionalmente a lo anterior, la economía circular es considerada una filosofía que inspira un nuevo concepto de producir bienes y servicios requeridos por la sociedad moderna, partiendo desde la fase de diseño hasta su elaboración final, lo que implica el “Repensar” de todos los procesos productivos. Por tanto, se puede añadir una “R” más a las descritas.
La implantación de un modelo de economía circular genera muchos beneficios en términos de sostenibilidad medioambiental, económica y social.
En cuanto al impacto medioambiental, la economía circular plantea principalmente un enfoque de ecosostenibilidad, promoviendo la reducción del consumo de recursos primarios y la producción de residuos, mitigando así la huella ambiental y preservando el medioambiente gracias a un menor esparcimiento de contaminantes, pero también a una menor emisión y propagación de gases de efecto invernadero. El manejo de las energías renovables también es considerado en este modelo productivo, en este caso no se renuevan productos o servicios, sino fuentes de energía.
Desde la perspectiva económica, el paradigma de la economía circular tiene un efecto económico inmediato en el ahorro. Una empresa, organización o un ciudadano que reutiliza o regenera productos destina menos recursos monetarios a compras o reposición de materias primas, bienes e insumos.
Con una visión integral, la economía circular considera todas las fases de la cadena de suministro, desde el diseño y elaboración de productos y servicios hasta su utilización final. Esa propuesta da lugar a la creación de nuevos modelos y esquemas de negocio y al desarrollo de nuevos mercados; por tanto, genera puestos de trabajo y crea condiciones y estímulo para la innovación que, a su vez, promueve el desarrollo económico.
Finalmente,la economía circular beneficia a la sociedad promoviendo el crecimiento económico, el bienestar y la cohesión social y, por otro lado, un ecosistema más prístino con menos residuos, desechos y vertederos; contribuyendo a mitigar la contaminación, lo que redunda en una mejora de la salud pública y de la calidad de vida de la población, así como del medioambiente.
Para ello la economía circular plantea cinco (5) ámbitos de actuación; que además pueden activarse simultáneamente:
- Utilización de fuentes de energía renovables y materiales biodegradables, reciclables o renovables, denominados en su conjunto, recursos sostenibles.
- Introducción del concepto de “producto como servicio”, el cual consiste enuna nueva percepción de propiedad, en el que las empresas y corporaciones ofrecen un único servicio que puede ser utilizado por muchos en lugar de vender el mismo producto a todo el mundo; se maximizan la utilización y la vida útil y se reducen los residuos y la ineficiencia.
- Plataformas tecnológicas de intercambio que viabilice el relacionamiento y colaboración entre usuarios y propietarios para optimizar los costes de bienes y servicios y los recursos utilizados para producirlos.
- Ampliación del espectro de la vida útil, lo que implica en la práctica que un producto tenga mayor durabilidad; y en consecuencia, menor impacto medioambiental. Para aumentar su vida útil, el diseño del producto debe contemplar la posibilidad de ser reparado y/o refabricado, siendo lo más eficiente en su diseño de modo que facilite estos procedimientos.
- Activación de procesos industriales que contemplen nuevos ciclos de vida, que consiste en promoversoluciones destinadas a preservar el valor de un activo al final de su vida útil, mediante la reutilización, la refabricación y el reciclado.
Sin embargo, existen retos y estrategiasque planteala transición de una economía lineal a una circular, y que constituyen una auténtica revolución. Por eso, es esencial llevar a cabo una amplia labor de divulgación y concientización de la sociedad.
También es importante en el avance hacia la adopción de la economía circular, crear los estándares deseados para poder medir los progresos, sus repercusiones medioambientales, económicas y sociales; así como determinar la agenda sobre los ámbitos de actuación prioritarios y fijar nuevos objetivos, lo cual es todo un reto en la práctica.
Por su puesto que lo anterior demanda significativas inversiones en tecnología e infraestructuras, que considere la elaboración de productos más circulares, con diseños de innovación, utilizando nuevos materiales, armonizados a las instalaciones y acerías de reciclaje y reutilización eficientes. Estas inversiones deben estar avaladas con incentivos y políticas públicas.
La organización de las Naciones Unidas (ONU), ha hecho hincapié en la adopción de estrategias más adecuadas en su agenda, a los fines de estrechar vínculos con el paradigma de la economía circular, asociándolos a los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), desde el año 2015.
Entre tanto, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), activo un “Programa de Economía Circular” en ciudades y regiones para ayudar a los gobiernos locales y regionales comprometidos con la transición hacia la circularidad, a impulsar el modelo propuesto.
Desde el año 2015, una de las regiones más dinámicas es Europa (Unión Europea – UE), la cual activó el “Plan de Acción Circular de la UE”, cuyo propósito es allanar el camino hacia una Europa más limpia y competitiva. En el referido Plan se identificaban ámbitos de actuación específicos y medidas clave que debían adoptarse.
Posteriormente, en marzo del año 2020, la Comisión Europea (CE) adoptó el Plan de Acción para la Economía Circular – PAEC, que constituye uno de los puntales del Pacto Verde Europeo, y representa la agenda europea para el crecimiento sostenible. El objetivo último es impulsar la transición de la UE hacia una economía circular, a fin de reducir la presión sobre los recursos naturales y generar crecimiento sostenible y empleo.
El plan de acción incluye iniciativas que abordan todo el ciclo de vida de los productos, incluyendo su diseño, además de garantizar la prevención de residuos y la conservación de los recursos utilizados en la economía de la UE durante el mayor tiempo posible. Además, introduce medidas legislativas y no legislativas centradas en ámbitos donde la actuación a nivel de la UE aporta un valor añadido real.
La CE realizó en el mes de agosto del presente año, una consulta pública sobre la futura “Ley de Economía Circular”, la cual está prevista su aprobación para el año 2026, y su finalidad es activar un mercado único de materias primas secundarias, aumentar la oferta de materiales reciclados de alta calidad y estimular la demanda de estos materiales en la UE.
Resalta la gestión de Italia, que ha asumido abiertamente la orientación europea, con el “Plan Nacional de Recuperación y Resiliencia (PNRR)”, en su segundo cometido, denominado “Revolución Verde y Transición Ecológica”, asignando 2.100 millones de euros para mejorar la capacidad de gestión eficiente y sostenible de los residuos y la implantación del paradigma de la economía circular, en consonancia con los objetivos del PAEC.
Se puede afirmar que la economía circular no es solo un enfoque amigable para el medioambiente, sino también una estrategia de acción para garantizar la sostenibilidad de los procesos productivos mediante la optimización de las operaciones fabriles, mejorando su competitividad de manera sostenible y sustentable.