9 diciembre, 2025
¿El papa León XIV es proimperialista?

Según Aciprensa y otros medios de comunicación digitales, ante el grosero injerencismo del régimen de Donald Trump, el papa León XIV opinó: “Es mejor buscar maneras de diálogo, incluso presión económica, pero buscando otra manera para cambiar si es lo que deciden hacer en Estados Unidos”.

Es preocupante que el máximo representante de la Iglesia católica, apostólica y romana legitime dos asuntos: a. dejó en claro que el hegemón con derechos sobre América Latina es EEUU y b. que se mantenga la presión económica en Venezuela; es decir, el sumo pontífice justificó la Doctrina Monroe.

Su declaración no es de carácter subjetivo, sino que manifestó la posición de su pontificado de derecha y proimperialista. La ruptura con el pensamiento y la política del finado papa Francisco es evidente.

De algún modo, trata de la continuación de la línea político-religiosa establecida por el fallecido papa emérito Benedicto XVI. Durante su período en calidad de cardenal, prefecto de la Congregación de la Doctrina de la Fe, nombrado por el extinto papa Juan Pablo II, fue el máximo artífice de la persecución de los teólogos de la liberación.

Ratzinger apostó por la desarticulación de las comunidades cristianas de base latinoamericanas. En conjunto con Juan Pablo II, tejió una trama teológica para considerar a comunistas y marxistas como sinónimo de subversivos, hoy llamados terroristas; al igual que a los teólogos de la liberación, como a los ejemplares y valientes sacerdotes Ignacio Ellacuría, Gustavo Gutiérrez, Frei Betto, Jon Sobrino, Leonardo Boff, etcétera, y a las ejemplares y brillantes Ivone Gebara y Elsa Támez, entre otras grandes mujeres.

Por supuesto que apelaron a la teoría marxista y al feminismo militante a fin de explicar el rasgo estructural de la dependencia económica, cultural y religiosa; el álgido asunto de la plusvalía y la explotación del hombre por el hombre les permitió apostar por los pobres fuera del radio de la caridad cristiana.

Ratzinger y Wojtyla no lo comprendieron, abriendo así una brecha a la CIA para sembrar sectas religiosas profundamente alienantes por su carácter ahistórico. La relación directa del creyente con la palabra de Dios desiste de la posibilidad del otro históricamente constituido, potenciando el individualismo y el pragmatismo como racionalidad política. En suma, es importante estudiar la política exterior de este nuevo papado.

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