10 diciembre, 2025

El negocio detrás de la maquinaria militar desplegada en el Caribe

El negocio detrás de la maquinaria militar desplegada en el Caribe

Un análisis del Instituto Quincy para la Gobernanza Responsable, indicó que el mayor beneficiario del despliegue militar de Estados Unidos (EEUU), en el Caribe y que amenaza la soberanía de Venezuela, es la industria bélica estadounidense.

RT reseña que mucho de los sistemas desplegados en el Caribe son muy costoso y explicó que cada destructor de clase Arleigh Burke cuesta unos 2.500 millones de dólares solo para su adquisición. Mientras, el avión de ataque AC-130J Ghostrider cuesta 165 millones por unidad; el P-8 Poseidón, unos 83 millones; y los aerodeslizadores LCAC, con los que están equipados algunos de los buques, aproximadamente 90 millones por unidad.

Asimismo, en el análisis antes mencionado se indica que los contratistas militares se lucran por el mantenimiento y servicios mientras las embarcaciones están en el mar. Todo esto representa un gasto de al menos 70% del costo total.

Nuevas empresas, nuevos contratos, nuevos negocios

Desde que inició el despliegue militar de EEUU en el Caribe, muchas empresas se están beneficiando de lo que parece ser un negocio, tal es el caso de General Atomics, quien recibió un contrato de 14.100 millones de dólares para apoyar la adquisición y el sostenimiento de sus sistemas de drones MQ-9 Reaper a mediados de septiembre, poco después de que comenzara la agresión estadounidense contra Venezuela.

Por su parte, el periodista y cofundador del Instituto de Reforma de la Política de Seguridad (EEUU), Stephen Semler, consideró que aquellos que más se beneficiarán de esta situación son: Lockheed Martin, Boeing y RTX.

En ese sentido, el Lockheed Martin, el contratista principal del avión de combate F-35 y fabrica los sistemas de combate Aegis de los buques de guerra. Solo esta empresa recibió en el verano pasado un contrato de 3.100 millones de dólares.

Adicionalmente, Lockheed Martin, invirtió 50 millones de dólares en Saildrone, vehículos no tripulados de superficies, que operan desde febrero en el Caribe para la vigilancia antidrogas.

Por su parte, RTX se beneficia a través de los misiles Tomahawk, que con la llegada al Caribe del SS Gerald R. Ford, el número de misiles instalados en los buques podría alcanzar unos 185. El Pentágono adquirió cada uno por alrededor de 1,3 millones de dólares, mientras que la Armada estadounidense pide más.

Ante este panorama,  Semler recalcó que «más allá de los beneficiarios directos, toda la industria armamentística se beneficiará del aumento militar y de la perspectiva de una guerra (…) Los esfuerzos de presión se estructurarán en torno a la posibilidad de una guerra con Venezuela, con el efecto combinado de aumentar el presupuesto del Pentágono y, por tanto, favorecer a todos los contratistas militares».

Sin embargo, ante la persistente amenaza, la guerra psicológica y mediática, el presidente Maduro ha reiterado el mensaje de paz, de soberanía y de respeto a los pueblos. Entendiendo que un conflicto armado no solo afectará a Venezuela, sino también a toda la región.

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