El hambre como arma de guerra
El Gobierno sionista de Israel está usando la peor arma de guerra que puede existir: matar a su “enemigo” de hambre. Según estimaciones de organismos multilaterales y algunos medios, en 620 días han muerto al menos 100 palestinas y palestinos por inanición cada 24 horas. Hablamos de más de 60.000 personas, quienes han caído en un desértico campo de batalla que nadie quiere ver y con una estrategia que pocos denuncian.
Lo peor de lo peor de esta absurda guerra es que en Gaza, en este ataque despiadado contra los pobladores originarios de esas tierras, un gran número de víctimas son niñas y niños, quienes, desde el inicio de la ofensiva israelí el 7 de octubre de 2023, constituyen un objetivo directo de la acción militar sionista de bloqueo al ingreso de alimentos y de cooperación internacional.
Según una alerta, emitido este pasado martes 29 de julio por la Oficina de la Naciones Unidas para Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria, los niveles de desnutrición entre los infantes palestinos menores de cinco años se cuadruplicaron en dos meses hasta llegar a 16,5%. “Esto indica un grave deterioro del estado nutricional y un fuerte aumento del riesgo de muerte por hambre y malnutrición”, se lee en el informe.
Los datos de la ONU muestran que “una de cada tres personas (39% de la población) no come durante días”. Es decir, más de 500.000 palestinos, una cuarta parte de los habitantes originarios, “se enfrentan a condiciones similares a la hambruna, mientras que el resto de la población sufre niveles de hambre de emergencia”. En resumen, la estrategia podría calificarse como genocida, pues toca a todo habitante de la región sin distinción alguna.
Esto llevó al secretario general de la ONU, António Guterres, a reiterar su petición a un alto al fuego y permitir la cooperación internacional. “Gaza está al borde de la hambruna. Los hechos están ahí, y son innegables. Los palestinos de Gaza están sufriendo una catástrofe humanitaria de proporciones épicas”, declaró Guterres.
No hagamos como Trump, que esperó 620 días para reconocer la situación de una manera irónica y despectiva. “Por lo que veo en TV creo que sí hay hambre en Gaza”, dijo durante un encuentro con su par británico en Escocia.
Gritemos al mundo la peor matanza que puede existir: la hambruna impuesta a un pueblo para su aniquilación.
