8 diciembre, 2025

el final de la historia rompe la burbuja del poptimismo

el final de la historia rompe la burbuja del poptimismo


Mucha gente que conocía el festival de antemano lo advirtió hace un año. La decisión de Jon M. Chu de partir ‘Wicked’ podía salirle como cuando el tiro se dispara por la culata del arma. Algunos ya argumentamos que ya le salió regular con dejar el cliffhanger más abrupto y profundamente anticlimático (incluso con la euforia de ‘Defying Gravity’) del Hollywood más desesperado por generar secuelas, pero el fenómeno de público y nominaciones fue bastante poco discutible.

Los fans lo siguieron advirtiendo. Que ‘Wicked: Parte II’ replicase ese éxito iba a ser complicado por la parte de la historia que quedaba por contar. El musical tiene dos actos diferenciados, y este díptico acaba haciendo una película de cada uno. La segunda mitad ha mantenido durante años la reputación de ser más rara, menos sensacional que su predecesora y con menos canciones épicas. Algo que, en cierto modo se está señalando en muchas críticas a la película.

Sin embargo, es justo lo que ha hecho que me guste más esta segunda parte (además de no tener un anticlímax descarado).

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La maquinaria del poder mágico

Siguen existiendo problemas ya evidenciados en la primera película, ya que estaban rodadas de manera simultánea: hay una sobrecarga digital que no contribuye a hacer suspensión de incredulidad hacia este mundo y su fantasía, la fotografía vuelve a alternar entre planos donde no se ve nada con otros donde parece que han rodado al lado del sol y narrativamente avanza a trompicones por una trama llena de secundarios débiles, que además tienen que hacer aquí más conexión con ‘El mago de Oz’. La manera de rodar las coreografías por parte de Chu también deja que desear.

Ver estos problemas repetidos de algún modo se tragan mejor por la sensación de que “esto es lo que hay” y pasar a centrarse en otros aspectos de la película. Algo en lo que ‘For Good’ tiene más oportunidad de brillar porque es una película más comprometida con la idea que articula ‘Wicked’: la necesidad de rebelarse ante una tiranía sostenida en ilusiones, mentiras y control.

El libro original de ‘Wicked’ se publicó en 1995, unos 95 años después de la novela de ‘El mago de Oz’ y unos 51 años después de su célebre adaptación, intentando refinar la historia de la malvada bruja del Este con una revisión más adulta y cínica del mundo de Oz. También se publicó cinco años después de que Estados Unidos entrase en la Guerra del Golfo. El musical en el que se basan estas películas se estrenó en Broadway en 2003, dos años después de que el mismo país iniciase la guerra contra el terrorismo tras los atentados del 11 de Septiembre, realizando la invasión de territorios de Oriente Medio.

Sería un poco absurdo definir a ‘Wicked’ como uno de los trabajos más radicales del mainstream norteamericano, como hizo Adam McKay sobre la primera película, pero su historia no se desliga de lo que estaba pasando. Una nación que, valiéndose de su poderoso aparato comunicativo y militar, toma acciones opresivas contra un enemigo deshumanizado además de mucho menos poderoso, convenciendo a su propia población de que están actuando correctamente a pesar de que sus verdaderas intenciones están ocultas. Los mandatos de ambos miembros de la familia Bush terminan teniendo ecos en el pernicioso gobierno autoritario del Mago que es más duramente señalado en esta historia de lo que lo hizo en el cuento original.

‘Wicked: Parte II’ y la necesidad de tomar partido

Wicked Parte Dos 2025 Michelle Yeoh Ariana Grande
Wicked Parte Dos 2025 Michelle Yeoh Ariana Grande

A partir de aquí spoilers de ‘Wicked: Parte II’

La segunda parte de ‘Wicked’ abre con los animales o bien perseguidos o bien desprovistos de voz además de esclavizados para ser empleados como mano de obra para seguir expandiendo el esplendor del imperio. Una analogía para la que no hace falta realizar mucha gimnasia mental para apreciarla, de igual modo que el surgimiento de la resistencia liderada por Elphaba acaba siendo algo que los poderes de Oz convierten en un enemigo aún más vistoso y poderoso con el que distraer a la población. Por si no quedaba lo bastante claro, un suceso catastrófico acaba siendo empleando también como arma arrojadiza para pintar más maligna a “la bruja mala del Este”.

Es necesaria la primera parte para romper el embrujo y asentar estas ideas, desarrolladas de manera irregular pero clara en esta segunda película. Lo que la hace más satisfactoria es que aquí recompensa más el casting de una estrella pop como Ariana Grande para Glinda, la bruja buena que no es más que otra fabricación de la propaganda del poder para tener complacido y controlado al pueblo. Una estrella pop que lanza mensajes inofensivos siendo cómplice con un gobierno pernicioso y mentiroso, incluso aunque sea por pura inactividad por su parte. ‘For Good’ hace un argumento en favor de cómo superestrellas de su nivel no deberían ponerse de perfil ante las injusticias que aprecian, e incluso deberían aprovechar su poder para forzar los cambios necesarios, algo que desarrolla en un viaje satisfactorio donde brilla su amistad con Elphaba.

Es una idea que no es la más radical que puede elaborar un blockbuster de Hollywood sobre la revolución (véase ‘Una batalla tras otra’, que sí acaba pareciendo ‘La batalla de Alger’ en comparación). No obstante, es pertinente tras una década de conversación cultural donde se impuso la noción del “poptimismo”, una revisión de los cánones musicales que menospreciaban la música pop como algo carente de méritos artísticos. El poptimismo nos aseguraba que su popularidad ya evidenciaba una serie de virtudes que debían ser consideradas y aplaudidas, favoreciendo una reverencia continua a los trabajos llenos de mínimos logros, además de dar pie a que las superestrellas como Taylor Swift no tuvieran que significarse de ninguna manera en un momento donde su altavoz tiene poder.

‘Wicked: Parte II’ es un vistoso y, de nuevo, imperfecto caballo de Troya al presentar estas ideas tras una apariencia pop muy colorida y eufórica. El tono de balada agridulce que toman las canciones de esta película muestra una convicción en llevar adelante el pinchazo de su propia burbuja y exponer una necesidad de acción. Una blanda según ciertos estándares, pero una acción y al fin y al cabo. Que se lance tan decididamente a ello la vuelve interesante como blockbuster, y más estimulante que la primera película.

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