Crítica ‘Materialistas’, de Celine Song
La cineasta surcoreana Celine Song dirige Materialistas, un drama romántico inspirado en su experiencia personal.
La directora vuelve a los triángulos amorosos, tras Vidas Pasadas, esta vez de la mano de Dakota Johnson, Chris Evans y Pedro Pascal.
- Fecha de estreno: 14 de agosto de 2025
- Género: Comedia, Drama, Romance
- País: Estados Unidos, Finlandia
- Año: 2025
- Duración: 109 min
- Dirección: Celine Song
- Reparto: Dakota Johnson, Chris Evans, Pedro Pascal, Marin Ireland, Eddie Cahill, Lindsey Broad, Rachel Zeiger-Haag, Louisa Jacobson, Dasha Nekrasova, Sawyer Spielberg
Una joven y ambiciosa celestina de Nueva York se debate entre la pareja perfecta y su imperfecto ex.
Sobre la película
Materialistas está escrita y dirigida por la nominada al Oscar al Mejor Guion Original por Vidas Pasadas Celine Song, producida por David Hinojosa, Christine Vachon, Pamela Koffler y Celine Song y protagonizada por Dakota Johnson, Chris Evans y Pedro Pascal.
Crítica
El debut tras las cámaras de Celine Song con Vidas Pasadas fue tan brillante que era difícil estar a la altura. Ambas películas comparten una temática similar aunque abordada con tonos diferentes. Por eso la comparación es inevitable y las expectativas generadas, también.
Aún sin ser una mala película, Materialistas sale perdiendo en todos y cada uno de los apartados.
Temas recurrentes
Las experiencias personales de Song están presentes en sus dos primeros trabajos. Como la protagonista de Vidas Pasadas, interpretada por Greta Lee, Song nació en Corea del Sur y se mudó a los doce años con su familia a Canadá.
En Materialistas, Dakota Johnson da vida a una casamentera que trabaja buscando las medias naranjas de sus clientes. La propia directora estuvo trabajando durante un año en un negocio parecido cuando vivía en Nueva York.
Las dos historias, con contextos y tonos diferentes, giran alrededor de un triángulo amoroso en el que dos hombres pugnan por el amor del personaje principal.
El personaje femenino se enfrenta a una decisión que implica cruzar el umbral a realidades prácticamente opuestas: estabilidad frente a pasión, presente contra pasado, lujo o austeridad, realidad tangible o fantasía en forma de futuro, cultura asiática u occidental. Una yuxtaposición de espejos que le devuelven una imagen de sí misma diferente según se mire en uno o en otro.
El tono de Materialistas
La película empieza con una crítica explícita a la mercantilización del romanticismo. Los clientes de la empresa de búsqueda de pareja son reducidos a datos y estadísticas. Una fría serie de números que son analizados al detalle para encajarlos con los de una posible alma gemela.
El materialismo del título es aquel del que hacen gala las personas que, a modo de entrevistas, le cuenta a la cámara todos los requisitos indispensables que debe tener su futura pareja. También el de aquellas trabajadoras, incluida la propia Dakota Johnson, que celebran por todo lo alto cuando alguno de sus emparejamientos termina en boda.
La mirada de Song es burlona, juiciosa y crítica con cada uno de los personajes. El único con el que parece mostrar condescendencia es con Chris Evans, un antiguo novio de la protagonista que busca labrarse un futuro como actor.
Del cinismo al romanticismo
Un desagradable acontecimiento hará que el mundo de esta casamentera se desmorone ante ella. De repente, nada de lo que hace tiene sentido. Empieza a cuestionarse su profesión y a sí misma.
Lucy se convierte en una descarnada y pesimista cínica que intenta dejar atrás un mundo del que reniega y del que ha sido parte importante durante años.
Y cuando el guion de Song parece navegar hacia territorios inciertos, llega un tercer acto lleno de concesiones para el gran público. Una pirueta que parece indicar que la directora no considera al público capaz de gestionar el drama. Algo sorprendente si volvemos, una vez más, a comparar este tercer acto con el de su anterior trabajo.
Valoración final de Materialistas
Es imposible huir de las expectativas y, en este caso, nos han jugado una mala pasada. Tras un debut en la dirección que coleccionó por igual los elogios del público y la crítica especializada, el segundo trabajo de Song es mucho más convencional.
Volvemos a un triángulo amoroso en el que lo mejor son las interpretaciones del trío protagonista y lo peor, su final cargado de lugares comunes y concesiones innecesarias, que parecen orientadas a contentar al público generalista.
Materialistas no es una mala película, ni mucho menos, pero, ahora que sabemos de lo que Celine Song es capaz, no podemos evitar sentir una decepción punzante ante la oportunidad perdida de seguir construyendo una carrera interesante. Su próxima película nos dará más pistas.
