Colombia: no habrá caza comercial de chigüire, asegura el Gobierno

Rumores o comentarios, solo eso, asegura el Ministerio de Ambiente de Colombia que el chigüire, carpincho o capibara, como lo conocen, seguirá siendo una especie protegida y no está en discusión, ni lo estará.
Han sido muchas las especulaciones, incertidumbres y versiones que dicen y se contradicen. Sin embargo, en medio de todo, el Gobierno colombiano ha dejado clara su posición y no está abierta, ni lo estará, a ningún tipo de autorización para cazar estos roedores.
“No hay ninguna resolución en trámite, ni la habrá, que permita la caza comercial del chigüiro. No es una opción para este Gobierno”, afirmó con firmeza la ministra Lena Estrada Añokazi. La declaración responde a rumores que tomaron fuerza en redes sociales y algunos sectores del país, donde se hablaba de una posible regulación que abriría la puerta a la comercialización de esta especie.


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Una pieza clave en el rompecabezas ecológico
El chigüire no es solo el roedor más grande del mundo; también es una especie esencial para los ecosistemas húmedos de Colombia. Su presencia en ríos, caños y lagunas actúa como un termómetro natural del estado ambiental.
Se alimenta de vegetación acuática y terrestre, y al hacerlo ayuda a mantener limpios estos cuerpos de agua y a regular los ciclos de nutrientes. En otras palabras, su rol va mucho más allá de lo visible.
Además, forma parte de la dieta de depredadores como el jaguar, la anaconda y diversas aves carroñeras. Alterar su población, es sinónimo de alterar todo y generar un caos en su hábitat. Proteger al chigüire, es proteger a muchas otras especies que dependen directa o indirectamente de él.
Es importante comprender que cada especie juega un papel significativo; cada individuo tiene un rol en el ecosistema y un mínimo cambio o intervención del hombre, sin evaluación o por atribución, puede generar un impacto, positivo o negativo, pero hay impacto.
Tradición no es justificación
La polémica surgió cuando se difundieron versiones sobre un supuesto proyecto para legalizar la venta de carne de chigüire, un alimento presente en prácticas tradicionales de algunas regiones.
Pero tradición no equivale a legalidad. La ministra fue enfática al aclarar que el único estudio vigente se deriva de un fallo judicial de 2001, que ordenaba explorar formas de manejo sostenible. “Eso no quiere decir que vayamos a autorizar su explotación”, insistió.
El marco legal colombiano es claro: los animales son reconocidos como seres sintientes, y cualquier política pública debe partir de ese principio. La conservación y el respeto por la vida no son negociables.
Una amenaza silenciosa: el tráfico ilegal
Más allá de los debates y normas, existe una preocupación concreta: el comercio ilegal de carne de chigüire. Esta práctica, aunque silenciosa, representa una amenaza real para la biodiversidad y alimenta redes de criminalidad ambiental.
Por esta razón, el Ministerio ha pedido a las autoridades de los Llanos Orientales y Bogotá intensificar los controles. “No podemos permitir que el arraigo cultural se convierta en excusa para actuar al margen de la ley”, subrayó Estrada Añokazi.


Más que conservación: una apuesta por el futuro
Esta decisión va más allá de una postura ambiental. También tiene un componente ético, cultural y estratégico. El chigüire se convierte así en un símbolo de la visión moderna de desarrollo sostenible que promueve Colombia: una donde ciencia, comunidades y naturaleza caminan de la mano.
Además, involucra a poblaciones rurales en la vigilancia del territorio, integrando sabiduría ancestral con conocimiento técnico para lograr una gestión más efectiva de los recursos.
Una especie, muchos significados
El chigüire no solo es importante por su tamaño o función ecológica. Es un bioindicador: su estado de salud refleja el de los ecosistemas donde habita. Su protección representa una declaración clara del tipo de país que Colombia quiere ser: uno que prioriza la vida en todas sus formas.
En tiempos donde las decisiones ambientales pueden marcar la diferencia entre la resiliencia o el colapso ecológico, este mensaje del Gobierno no deja lugar a dudas. El chigüire no se caza. Se protege. Se respeta. Y se convierte, quizás sin quererlo, en emblema de una esperanza más eco responsable.
¿Sabías que…?
- El chigüire es el roedor más grande del mundo y está presente en las sabanas de Venezuela y Colombia. También en otras partes de Sudamérica, incluyendo partes de Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay.
- Un chigüire adulto puede superar el metro de largo y alcanzar los 60 kilos de peso.
- Vive en grupos familiares y mantiene complejas formas de comunicación vocal y corporal.
- Su alimentación crea condiciones ideales para que otras especies florezcan en los humedales.
- Es clave en la conservación de corredores biológicos en toda la Orinoquía.