Ciencia y soberanía – Últimas Noticias

Dos científicos venezolanos han estado recientemente en temas públicos de discusión, ambos médicos de formación, José Gregorio Hernández y Humberto Fernández-Morán.
Estos dos próceres tenían como elemento común su nacionalismo. El doctor José Gregorio Hernández, aunque pacifista y religioso, se ofreció como voluntario para combatir el bloqueo naval durante el gobierno de Cipriano Castro. El doctor Humberto Fernández-Morán rechazó una nominación al Nobel porque debía adquirir la nacionalidad estadounidense.
Otro paralelismo fue la vinculación de ambos con microscopios. A José Gregorio Hernández se le debe la introducción del microscopio óptico en Venezuela, mientras que Fernández-Morán hizo importantes contribuciones para el uso del microscopio electrónico. Ciertamente a José Gregorio Hernández se le recordará más por su extrema bondad y deseo de ayudar a los necesitados, en resumen, por su santidad, que por sus contribuciones científicas. La comunidad católica venezolana ha sido agraciada por la decisión del papa Francisco de santificarlo.
Es propicia la ocasión no solo para hacer un llamado a exaltar la imagen de estos dos venezolanos. Debemos reimpulsar el desarrollo científico y tecnológico no colonizado, abordando grandes desafíos.
Un gran reto de la ciencia venezolana es desarrollar soluciones para el uso no contaminante de nuestros hidrocarburos. No escuchar los cantos de sirena de las “energías alternativas”, solución no soberana, sino hacer desarrollos que apuntalen nuestra independencia energética.
Otro gran reto de nuestra ciencia es el desarrollo de variedades de trigo que puedan cultivarse a gran escala en Venezuela. El consumo de panes y pastas en nuestro país es masivo y el trigo mayormente se importa, lo cual dificulta el logro de la soberanía alimentaria. Muchos de nuestros orgullos culinarios, como los tequeños y los golfeados, se hacen con harina de trigo.
Estos son dos objetivos de alto impacto en la economía, pero hay muchos otros. Por ejemplo, el desarrollo de tecnologías para incrementar la productividad de nuestros cultivos tradicionales.
Por último, en este breve escrito sugiero emitir billetes con las figuras de nuestros dos grandes doctores, así como de otros grandes venezolanos, científicos o artistas, y no solamente con próceres militares de la independencia. Tenemos que abrir el abanico del orgullo patrio. ¡Venceremos!