14 octubre, 2025
¿Le creerán a Elon Musk?

A petición del expresidente Macri, derrotado hasta en el fútbol argentino, una trulla de antiguos mandatarios de la América hispana —y dos españoles— firmaron una carta dirigida a la ONU, la OEA y al Sistema Mundial de los Derechos Humanos, lo cual revela la ociosidad de los firmantes, toda vez que tanto la OEA como el Sistema de los Derechos Humanos forman parte de la ONU.

Dicha carta podrían haberla enviado exigiendo que liberen o no le violen el derecho a la defensa a un desconocido preso político de los que abundan en este continente. Pero no, envían la cartita luego de hacerla pública, como parte de una costosa campaña publicitaria, exigiendo liberar al reo Álvaro Uribe Vélez.

Uribe Vélez llevaba quince años evadiendo la justicia colombiana, en un proceso donde sus huestes asesinaron testigos, jueces y fiscales hasta que la sociedad de ese país se cansó de proteger, a la brava, al más importante matón del hemisferio.

El reo por el cual presentan sus buenos oficios estos expresidentes, de los que en sus países pocos se quieren acordar, bien pudo patentar el uso de la motosierra como arma política, porque muchos años antes de que Javier Milei se refiriera a ese artefacto de jardinería, ya se utilizaba en la Colombia de AUV para descuartizar campesinos que se negaban a entregar sus tierras ancestrales a abogados, representantes de transnacionales.

Como también, y es justo reconocer, el expresidente Uribe Vélez —hasta hace poco el colombiano más temido— inventó lo que la prensa, siempre celestina que inventa palabrejas para ocultar oscuras realidades, comenzó a llamar “los falsos positivos”.
Esta innovación del expresidente paisa significó que, para acabar con la guerrilla, Uribe Vélez ideara un método que “nunca fallaría”; es decir, ofrecerles a los soldados y oficiales del ejército y la marina recompensas en pesos por cada guerrillero “dado de baja”, eufemismo para decir asesinado, aunque no fuese combatiente.

Esta salvajada se puso en práctica con la bendición de Uribe Vélez y al poco tiempo resultó que la guerrilla seguía alzada, pero cada fin de semana, según la tesorería, “centenares de guerrilleros habrían sido dados de baja por los comandos de la FAC”.
Bien, esa es la estupidez de los firmantes de la fulana carta, pero eso no es lo peor; el colmo es que entre los bates quebrados firmantes está Juan Guaidó.

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