8 diciembre, 2025
Abrazo de Bolívar y Morillo

El 27 de noviembre de 1820 se produjo en Santa Ana de Trujillo el histórico abrazo que se dieron los dos grandes jefes de patriotas y realistas, Simón Bolívar y Pablo Morillo, hecho que dio como resultado la ratificación de la firma de un Tratado de Armisticio y Regularización de la guerra, que ya se remontaba a los 10 años, partiendo del 28 de noviembre de 1810, cuando se produjo el primer encuentro entre ambos bandos en Coro. Morillo había llegado a Venezuela en 1815, al frente de 15.000 efectivos, quienes viajaron en más de 90 naves desde la Península hacia el territorio venezolano y, al transcurrir cinco años, decide marcharse a España, dejándole el mando al general Miguel de La Torre y Pando, el mismo que sería vencido en el campo de Carabobo, el 24 de junio del 1821, cuando Bolívar logró el segundo gran triunfo en la gesta emancipadora, que fue la continuación de la victoria de la batalla de Boyacá (7 de agosto de 1819), donde fue vencido el general José María Barreiro, con cuyo triunfo fue liberada la Nueva Granada, que pasa a ser Colombia desde el 1886.

Es bastante amplio el historial de este encuentro, que comenzó cuando Bolívar le envía unas órdenes al general Rafael Urdaneta, con el cumanés Antonio José de Sucre, en las cuales le señala: “Se va hoy a Santa Ana…, en tanto, Se encarga del mando del ejército de Colombia”. Lo que quería decir que “en el caso de faltar el Libertador, Urdaneta ascendería a dirigir el país y la guerra contra España”. Ya en el desarrollo de la entrevista, destaca que Morillo, rodeado de sus edecanes, le consulta al general Daniel Florencio O’Leary sobre cuál de los jinetes que se acercaba era Bolívar y, al dudar del personaje: “¿Cómo (es), aquel hombre de levita azul y gorra de campaña y que viene en una mula?”. Texto tomado del libro de Historia de Venezuela, de Ramón Urdaneta.

El jefe español, quien era marqués de La Puerta y conde de Cartagena, no podía pensar que el gran jefe que venía combatiéndolo desde hacía unos cinco años podía ser el jefe de los rebeldes patrióticos. El segundo caraqueño universal le narra este episodio a Luis Perú de Lacroix, señalándole que “jamás desplegó más política, comedia y diplomacia como esa vez”. También le manifestó que el tratado de Regularización de la Guerra lo redactó él mismo. En Santa Ana de Trujillo, hay una estatua dedicada a este histórico encuentro entre esos jefes que tuvo la gesta emancipadora, y cuyo final fue en la batalla de Ayacucho, ganada por Antonio José de Sucre, el 9 de diciembre de 1824, mientras que el vencido fue José de La Serna e Hinojosa.

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