10 diciembre, 2025
Pirotecnia: un tormento para los animales

Cuando llega diciembre, la gran mayoría asocia fiesta, celebración con pirotecnia. Suele verse como un momento «especial»… pero para muchos, tanto personas como animales terminan viviendo momentos, bastante complicados.

Nos enfocaremos en los animales, es que ellos son víctimas silenciosas de tantos estallidos, que pueden desencadenar en lamentables situaciones. Lo que para nosotros es celebración, para ellos se traduce en miedo y confusión. Reportes ambientales muestran que estos estallidos afectan tanto a mascotas como a animales silvestres: desde perros y gatos hasta aves, caballos y pequeños mamíferos.

El sonido de los fuegos artificiales llega a niveles que superan lo que cualquier criatura debería escuchar. Algunos de estos juegos explosivos, alcanzan cerca de 190 decibeles, una intensidad que sobrepasa el umbral del dolor y golpea directamente los sentidos de los animales.

Los perros y gatos, poseen un oído mucho más sensible que el nuestro, lo sienten como explosiones repentinas e inevitables. Todo desencadena una crisis, una mezcla de sorpresa y miedo puede causar taquicardia, infartos, temblores, desorientación, respiración acelerada y, en casos extremos, huidas que terminan en accidentes o extravíos.

Muchos veterinarios mencionan que algunos animales desarrollan ansiedad incluso antes de que empiece la fiesta, como si ya supieran lo que viene. Es común ver las redes sociales y los grupos cargados de anuncios de perritos y gatitos que han escapado después de una detonación.

Muchas aves mueren a causa de los fuegos artificiales

Las aves son las más vulnerables, viven un caos silencioso para nosotros. Los estallidos nocturnos las obligan a levantar vuelo de golpe, sin rumbo claro. En ese pánico suelen chocar contra edificios, cables o estructuras, y en varias ciudades se han registrado muertes masivas después de espectáculos cargados de fuegos artificiales.

La luz también las confunde: altera su orientación, interrumpe sus horas de descanso y, si abandonan los nidos, deja a las crías expuestas al frío o a la falta de protección, esto es muy común con el alumbrado en plazas, donde árboles son iluminados de principio a fin o locales que nunca apagan sus luces.

En la fauna silvestre, el estrés deja huellas claras: latidos acelerados, patrones de sueño rotos, escapes impulsivos que las ponen en peligro. Según el Instituto Humboldt, estos desajustes cambian la dinámica natural, afectando desde hábitos alimenticios, convivencia o refugio.

Otros mamíferos, como ardillas o zarigüeyas, salen de sus madrigueras sin rumbo, quedando expuestas y vulnerables; los caballos, por su parte, pueden entrar en pánico y lastimarse. Se han registrado casos en los que perros amarrados, han sido encontrados sin vida, luego de intentar huir, pero terminan asfixiándose con la cuerda o collar.

Si mencionamos un punto del que poco se habla, como la contaminación, es importante destacar que los fuegos artificiales liberan metales pesados, partículas finas y químicos que terminan en el aire y el suelo. Para muchos animales, respirar esas sustancias o entrar en contacto con los restos significa irritaciones o incluso intoxicaciones.

Aunque algunas ciudades ya exploran espectáculos silenciosos o usan luces, drones o proyecciones, en muchas regiones la tradición de la pirotecnia sigue fuerte. La falta de regulación y el uso de productos muy potentes aumentan el riesgo cada fin de año o en cualquier celebración grande.

La educación es clave, educar sobre el impacto y promover opciones más seguras, como el caso de drones, es nuestra responsabilidad. En casa, suele ayudar preparar un espacio tranquilo para las mascotas, mantenerlas dentro, cerrar ventanas, usar música suave y pedir orientación al veterinario si es necesario.

Al final, lo que para nosotros es una muestra de alegría puede convertirse para ellos en una experiencia dolorosa. La discusión sobre la pirotecnia ya no es solo estética: es una cuestión de bienestar animal. Cambiar nuestras prácticas no implica apagar la fiesta, sino hacerla más amable y compatible con la vida que compartimos.

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