10 diciembre, 2025

‘Valor Sentimental’ (2025), crítica | Cine con mayúsculas, un cubo de Rubik conmovedor tan sutil como frágil que logra convencernos del poder sanador del arte

'Valor Sentimental' (2025), crítica | Cine con mayúsculas, un cubo de Rubik conmovedor tan sutil como frágil que logra convencernos del poder sanador del arte


Una madre se despide de su hijo. En un lento travelling, se marcha hacia una pequeña habitación y cuelga una cuerda del techo, colocando un taburete justo debajo. El niño vuelve a casa a recoger su móvil, dando, sin saberlo, una última oportunidad para vivir. Pero la vida es demasiado dura e inaguantable. Cierra la puerta y escuchamos caer el taburete fuera de plano. Es el final de una película, el comienzo de una relación, el inicio de un guion, la redención de un padre a traves del arte. En ‘Valor Sentimental’ las emociones y realidades se entrecruzan constantemente, haciendo casi aprehenderlo todo en un primer visionado donde el cine y la vida forman parte de la misma realidad indisoluble.

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Hace falta valor

Debo reconocer que no entré en ‘Valor Sentimental’ mientras la veía. Se me hacía excesivamente compleja en su aparente simpleza, tratando de abarcar demasiado, sin un punto de vista claro. Sin embargo, tras su proyección, caló hondo, y las piezas empezaron a encajar en mi mente. El cine como catalizador de una relación inexistente, la ficción utilizada como motor de todo lo que en la vida real no se permite decir, la hija sustituida por una actriz que se sabe reemplazo, el hogar como decorado que respira por sí mismo, las heridas abiertas que una tirita solo puede empezar a curar. El primer paso para la sanación escrito en forma de guion.

Joachim Trier (‘La peor persona del mundo’) desgarra y analiza a una familia rota utilizando su vertiente más bergmaniana, buscando la verdad entre los despojos y el perdón entre la desolación vital. Por el camino, además, se da el capricho de narrar con un sentido del humor envidiable (esa fiesta de cumpleaños infantil) y utilizar el metalenguaje de manera brillante para sacar la verdad de un padre que en pleno ocaso de su genialidad necesita, por fin, abrirse de la única manera que sabe hacerlo: tras la cámara, de manera opaca, utilizando un personaje para demostrarle a su hija que la ve y está orgulloso de ella. Y no, no es fácil aceptar que tu padre solo sabe hablar contigo de manera metalingüística.

Trier ha querido dar un salto hacia adelante en su carrera (en todos los sentidos) y el resultado ha sido un éxito absoluto. ‘Valor Sentimental’ es una película sutil formada por pequeños toques, situaciones medidas al milímetro, sentimientos escondidos a flor de piel, franqueza desmedida y un delicado juego con el espectador tan delicioso como único. Es pura terapia cinematográfica para todos los que creen que el cine clásico es irrepetible y estamos condenados un ciclo sin fin de personajes mal construidos y tramas mal elaboradas. Es, quizá, el cine con mayúsculas más destacable de todo el año. 

Mentalmente sentimental

La película se mueve en unas relaciones tan frágiles que el espectador es capaz de ver la invisible red de cuidados que sus tres protagonistas comparten. Gustav, necesitado de recuperar la confianza de Nora, a la que ha dedicado su obra maestra final. Nora, incapaz de volver a creer en quien ha roto su vínculo de manera consciente para perseguir su arte. Agnes, luchando por romper el ciclo de toxicidad que empezó con ella, el único hilo mediante el que su padre es capaz de conectar con las emociones reales. Tres personas exitosas (cada una en lo suyo), pero incapaces de entenderse. De entender la vida, en general.

No es menos cierto que no está carente de pequeños resbalones, entre los que destaca el personaje de Elle Fanning, necesario como espejo (y cristal transparente), pero cuya presencia en la película acaba siendo una pequeña molestia que tan solo acaba aportando el movimiento de gatillo necesario para que el emocionante final resurja. Sin embargo, quizá como le sucede al propio Gustav, da la impresión de que Trier se ha dejado seducir por el brillante glamour de Hollywood y le ofrece un papel mucho más destacado del que a priori debería tener: su relación con la película que está construyendo no es ni lejanamente tan interesante como la de su protagonista original, por mucho que sirva como línea paralela con los temas de la propia cinta. 

‘Valor Sentimental’ es un revulsivo contra el cine mainstream abocado a un mismo público que solo quiere descansar las neuronas un ratito: Joachim Trier no despega el pie del acelerador en este complejo cubo de Rubik imposible de resolver en el que cada personaje ve solo dos caras y no es capaz de comprender a los demás. Ignoro si el poder del arte nos puede salvar, como cantaba Robe, pero el director noruego parece convencido de que, como poco, puede ayudar a sanar heridas. Porque, al final, solo necesitamos que alguien con quien queremos conectar nos mire a los ojos y nos diga, aunque sea sin palabras, un «Te veo» que, como esta película, sabe a medicina para el alma. 

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