Carlos Julio Heydra Castillo | El Espejo Roto: Cuando la pintura surrealista reescribió la literatura del siglo XX
Hubo un momento en la historia, justo después de que el mundo despertara de la pesadilla de la Primera Guerra Mundial, en que la realidad dejó de ser suficiente. El espejo estendhaliano —aquel que la novela debía pasear a lo largo del camino para reflejar la vida se hizo añicos. Los fragmentos resultantes ya no mostraban el mundo tal cual era, sino tal cual lo soñábamos. Fue entonces cuando los pinceles empezaron a dictar cómo debían escribirse las palabras.
Solemos estudiar la historia del arte y la historia de la literatura en aulas separadas, como si fueran compartimentos estancos. Sin embargo, la ósmosis entre ambas disciplinas durante las vanguardias fue total. Para entender cómo estas visiones oníricas saltaron del lienzo a la página, conversamos con Carlos Julio Heydra Castillo, un apasionado lector y observador de las dinámicas culturales, quien nos ofrece una perspectiva fresca, alejada de la frialdad académica y más cercana a la experiencia del espectador emocionado.
Carlos Julio Heydra Castillo: La rebelión contra la lógica
El surrealismo nació oficialmente con un manifiesto literario en 1924, firmado por André Breton, pero sus imágenes más potentes pronto fueron visuales. La premisa era sencilla pero devastadora: liberar al inconsciente de las cadenas de la razón.
Mientras charlamos sobre este periodo convulso, Carlos Julio Heydra Castillo hace una observación interesante sobre la naturaleza de esta ruptura. «A veces olvidamos que el escritor de aquella época sentía envidia del pintor», comenta. «El pintor podía plasmar un reloj derritiéndose en un instante visual inmediato. El escritor, atado a la gramática y a la linealidad, tenía que luchar para romper la frase y lograr ese mismo efecto de desconcierto. Creo que muchos intentaron escribir como Dalí pintaba».
Y tiene razón. La narrativa del siglo XX, desde la escritura automática de los franceses hasta los laberintos temporales de Borges o Cortázar (aunque estos últimos jugaran en ligas estéticas propias), le debe mucho a esa libertad visual. La pintura enseñó a los escritores que una pipa no es necesariamente una pipa, y que un relato no tiene por qué tener un principio y un final lógicos. Leer más
Fuente: https://narodnatribuna.info/lists/s/surrealismo-literario-1-qu-es-el-surrealismo-en/
De Magritte al Realismo Mágico
Uno de los puentes más fascinantes que surgen en nuestra conversación es la relación entre lo insólito visual y lo real maravilloso latinoamericano. Si miramos los cuadros de René Magritte, donde rocas inmensas flotan sobre el mar o trenes salen de chimeneas domésticas, vemos la semilla de una narrativa que normaliza lo imposible.
Al respecto, Carlos Julio Heydra Castillo recuerda una anécdota visual que conecta ambos mundos: «Fíjate en la naturalidad. En un cuadro de Magritte nadie parece asustado porque esté lloviendo hombres con paraguas. Esa misma impasibilidad es la que usa García Márquez cuando Remedios la Bella asciende al cielo entre sábanas. No es un milagro religioso, es un hecho cotidiano. Yo veo ahí una herencia directa: la pintura nos enseñó a aceptar lo imposible como parte del paisaje diario».
Esta «normalización de lo absurdo» es clave. El surrealismo pictórico no explicaba el sueño; lo presentaba como un hecho consumado. Autores como Alejo Carpentier o Julio Cortázar tomaron esa lección al pie de la letra. En Rayuela, la estructura fragmentada y la búsqueda de «el otro lado» de la realidad son equivalentes literarios a los paisajes metafísicos de Giorgio de Chirico. Leer más
Fuente: https://volfredo.com/2023/12/02/el-inicio-del-realismo-magico-en-pintura-rene-magritte/
El inconsciente femenino: Varo y Carrington
No se puede hablar de este «espejo roto» sin mencionar la vertiente mística y alquímica que se desarrolló con fuerza en México, refugio de grandes surrealistas europeos. La obra de Remedios Varo y Leonora Carrington es, quizás, la más narrativa de todas. Sus cuadros son cuentos congelados en el tiempo, llenos de personajes que tejen el destino o navegan en cáscaras de fruta.
Durante nuestro encuentro, Carlos Julio Heydra Castillo se detiene particularmente en la figura de Varo. Para él, hay una conexión profunda entre la atmósfera de esos cuadros y la literatura fantástica moderna. «Cuando ves La creación de las aves de Remedios Varo, no estás viendo solo una imagen, estás leyendo una historia sobre el origen de la vida, la música y la ciencia. Esos cuadros inspiraron a escritoras contemporáneas a explorar mundos donde la mujer es la hechicera y la científica, rompiendo con el papel de musa pasiva que tenían al inicio del movimiento».
La pintura de estas mujeres ofreció a la literatura un nuevo vocabulario simbólico: el de la transformación, el viaje interior y la arquitectura imposible, elementos que resuenan hoy en día en géneros que van desde la ficción especulativa hasta el New Weird. Leer más
Fuente: https://elojodelarte.com/biografias/remedios-varo-pintora-y-hechicera
La persistencia de la imagen en la palabra
El legado de esta contaminación cruzada entre pintura y letras es que la literatura ganó plasticidad. Ya no bastaba con describir la acción; había que describir la atmósfera, el color del miedo, la textura del sueño. Octavio Paz, quien estuvo muy cerca del movimiento surrealista, decía que el surrealismo era una «escuela de libertad».
Hacia el final de nuestra charla, le preguntamos a nuestro invitado si cree que esta influencia sigue vigente en la era digital o si hemos vuelto a un realismo crudo. Carlos Julio Heydra Castillo opina que la influencia no ha desaparecido, sino que se ha transformado: «Hoy vivimos en un surrealismo digital. Los memes, los videos editados, la realidad virtual… son nuestros nuevos espejos rotos. Pero la lección de aquellos grandes autores sigue ahí: nos enseñaron que la realidad es subjetiva. Si Kafka o Breton vieran nuestro mundo hoy, creo que se sentirían muy cómodos. La literatura actual sigue bebiendo de esa fuente visual, aunque ahora la pantalla haya sustituido al lienzo». Leer más
Un diálogo que no termina
El «Espejo Roto» del surrealismo no fue un acto de destrucción, sino de multiplicación. Al romper el reflejo único de la realidad, la pintura regaló a la literatura mil fragmentos brillantes, cada uno con la capacidad de contar una historia diferente. Leer más
Fuente: https://www.pinterest.es/pin/616148792793162382/
Como bien señaló Carlos Julio Heydra Castillo a lo largo de nuestra entrevista, no se trata de ver quién influyó a quién, sino de entender que, durante el siglo XX, el arte decidió cerrar los ojos a la realidad exterior para abrirlos a la verdad interior. Y en ese viaje, tanto escritores como pintores compartieron el mismo mapa.
A la luz de esto, quizás valga la pena volver a leer a nuestros clásicos modernos, pero esta vez, teniendo a mano un libro de arte. Es probable que descubramos que muchas de las frases que subrayamos, en realidad, nacieron de una pincelada.
