10 octubre, 2025

‘Mario’ (2025), crítica | Me alegro mucho de que existan películas pequeñas y ocurrentes como ‘Mario’, pero si fuera una obra de teatro podría ocultar mejor sus imperfecciones

'Mario' (2025), crítica | Me alegro mucho de que existan películas pequeñas y ocurrentes como 'Mario', pero si fuera una obra de teatro podría ocultar mejor sus imperfecciones


Me alegro mucho de que existan películas como ‘Mario’: conscientemente pequeñas pero ocurrentes, dispuestas a rizar el rizo, que se atreven a plantar cara a los pesos pesados de la cartelera. El problema es que en su propia pequeñez y la falta de presupuesto radica su mayor defecto: tiene, como tantas cintas patrias de un tiempo a esta parte (me vienen a la cabeza ‘Las irresponsables’ o ‘El cuento del lobo’), una narrativa tan deudora del teatro que ni siquiera se preocupa de intentar salir de su propia limitación.

Contenido

No sabes mentir, no me seas mentirosa

Prácticamente toda la trama de ‘Mario’ ocurre en un salón, como si fuera un «bottle episode» que quiere ahorrar costes a toda costa. Y claro, con este ambiente, el director, Guillem Miró, hace lo que puede, con unos planos correctos pero que no dejan ver ninguna personalidad tras la cámara. Quizá si le hubiera echado garra, el guion, que solo consigue destacar en ocasiones puntuales, habría disimulado un poco mejor sus imperfecciones: al final, y por mucho empeño que se ponga en su visionado, es imposible no verle los hilos a la marioneta.

La película funciona mejor cuanto más juega al misterio y a la confusión y hace que nos preguntemos quién es Mario realmente, cuáles de las cosas que cuentan son ciertas, qué hay de verdad y de mentira en ese dibujo infantil, hasta qué punto es la buena persona que todos creían o un monstruo escondido en la sociedad. Sin embargo, no se atreve a dar el último paso, y en su tercer acto se desinfla con muchísima rapidez, dejando que sea el propio personaje el que explique todos los entuertos que se han ido sobreponiendo a lo largo del metraje, como un detective Colombo en horas bajas. Sí, al espectador se le deja un final abierto para que él mismo elija si se cree o no sus excusas, pero no puede evitar resultar terriblemente anticlímatica. 

Pero, como he dicho al principio, pese a sus defectos me alegra que existan películas como ‘Mario’ y que se atrevan a estrenarse en grandes salas, en lugar de quedar eternamente condenadas al infierno del catálogo de un servicio de streaming que tampoco las va a promocionar. Es, claramente, la obra de alguien que cree muchísimo en su historia, le ha dado muchas vueltas a su esquema narrativo y ha pulido hasta el máximo a sus personajes (en mi opinión, demasiado). Sin embargo, dentro de su artesanía, no puede evitar tener problemas de ritmo y falta de personalidad propias de un director de largometrajes primerizo con demasiadas ganas de apelar al público general.

Vamos a contar mentiras, tralará

Sus guionistas pretenden que todo lo que pasa en pantalla quede más que claro para que el espectador pueda ir uniendo los puntos con facilidad, pero en esta cuerda floja narrativa acaba subrayando en exceso y repitiendo una y otra vez las dudas que se plantean sobre Mario hasta un punto frustrante: queriendo ser un lío monumental con un montón de tramas entrecruzadas, acaba convirtiéndose en un pequeño dislate sin mayores consecuencias aparentes, en el que el espectador es siempre capaz de adivinar lo que está por venir antes que los personajes y, por tanto, arruinando el factor sorpresa. No solo se puede ver mientras miras el móvil, sino que parece preparada para ello.

Para que una pretendida comedia coral como ‘Mario’ destaque en el ecosistema de estrenos actual necesitaría de unos personajes únicos, terriblemente carismáticos, capaces de convertir cada frase en un punchline, cada chiste en una obra maestra, cada silencio en una carcajada. Sin embargo, al guion le falta naturalidad y los diálogos no acaban de dar en el clavo, más allá de unas contadas e hilarante excepciones. Eso sí, cabe remarcar que no es culpa de los actores (lo más destacable de la cinta), que están en estado de gracia, especialmente el brillante Daniel Bayona, que es capaz de elevar el guion y convertir algunas escenas en pequeñas gemas de pura comedia. 

‘Mario’ solo toma algún riesgo narrativo hacia el final del segundo acto, después de ver cierto vídeo que han preparado para su cumpleaños, pero, al igual que el resto de la película en sí, tiene un problema de base: el planteamiento es único, divertido y singular, pero no sabe qué más hacer con él. El resultado se nota alargado e incompleto, y da la impresión de funcionar mejor como cortometraje o, quizá, como obra de teatro. Me alegro mucho de que películas enanas como esta encuentren su lugar entre la vorágine continua de estrenos y blockbusters, pero, francamente, ojalá hubiera apostado un poco más por ella misma y en convertirse en un éxito de nicho en lugar de apelar a un público general que, previsiblemente, va a darle la espalda.

En Espinof | No es la película más conocida de Berlanga, pero es tan importante en la historia del cine español que le han dedicado su propio día

En Espinof | Las mejores películas de 2025



Source link