2 octubre, 2025
El corazón de Irán (13)

El tema de las mujeres y algunos aspectos de la vida cotidiana en el antiguo Imperio Persa no dejan de sorprendernos. Recordemos que el Imperio Persa Aqueménida nació en lo que actualmente es Irán. Fue una superpotencia de la antigüedad que dominó gran parte de lo que hoy se conoce como Asia Occidental, extendiéndose desde la India hasta Europa.

Cabe destacar que en este imperio el sistema de pago era principalmente en especie no en dinero. El eficiente sistema logístico del Estado recolectaba todos los bienes necesarios y los redistribuía como salario a todos los trabajadores sin excepción, a lo largo de todo el territorio. De esta forma el imperio se evitaba acuñar exorbitantes cantidades de monedas para el día a día.

Los pagos incluían productos muy variados: granos como cebada y trigo, carne de ovejas y cabras, frutas y frutos secos como dátiles e higos, aceite de sésamo o de oliva, ropa, cerveza y vino.

¿Las mujeres bebían cerveza y vino? ¡Claro que sí! Ellas eran parte fundamental de la fuerza laboral sin distinción de género y por supuesto que recibían sus propias raciones. El imperio tenía varios productos que constituían parte de su dieta básica: cebada, trigo, cerveza y vino. Incluso los niños recibían una porción más pequeña de estas bebidas como parte de su pago y alimentación.

Eran parte de la vida cotidiana de los pueblos: el grano (calorías) se transformaba en diferentes alimentos, entre ellos el pan. La cerveza y el vino eran bebidas sociales, aportaban nutrientes y ante el riesgo de contaminación del agua era una forma segura de hidratarse y un complemento en las comidas.

Visto en perspectiva, al pagar con estos productos el Imperio Persa aseguraba la supervivencia directa de sus trabajadores y sus familias. El sistema aqueménida demostraba una clara preocupación por el bienestar de su gente, sus trabajadores y la familia: las raciones a menudo se calculaban para sostener no solo al trabajador individual (hombre o mujer), sino a su familia.

Esto era de hecho un sistema de seguridad social básico, que incluía lo que hoy sería un “seguro de maternidad” financiado por el Estado: suministraba raciones adicionales de alimentos y bebida (granos y vino) a las madres durante al menos un mes después del parto para asegurar su recuperación y amamantar al bebé (si era niño recibían el doble de la cantidad). Continuará.

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