26 septiembre, 2025

Lo vimos venir pero no por ello ha sido menos gracioso. La «perfecta» dimensión alternativa de ‘El Pacificador’ se ha vuelto muy turbia en el último capítulo

Lo vimos venir pero no por ello ha sido menos gracioso. La "perfecta" dimensión alternativa de 'El Pacificador' se ha vuelto muy turbia en el último capítulo


Algo se estaba cocinando con ‘El Pacificador’, y en el sexto episodio por fin ha explotado. La segunda temporada de la serie de James Gunn se ha adentrado a tope en otra dimensión. Con un Chris más traumatizado y desilusionado con su vida, encuentra lo que parece una vida perfecta en una dimensión alternativa a la que puede acceder con un portal que heredó de su padre. Allí, su hermano y su padre no han muerto, Emilia le quiere, y él es un héroe.

Por supuesto, todo esto era demasiado bueno para ser verdad. En el que es el mayor golpetazo sobre la mesa de toda la temporada, un momento clave del episodio tiene a Emilia Hartcourt y Chris caminando por las oficinas de ARGUS del universo alternativo. Es en ese momento cuando Emilia cae en algo aparentemente anecdótico, «no he visto ni una sola persona de color desde que llegué». Chris le resta importancia, pero no tardan en mostrarnos que no es anecdótico en absoluto: están en una dimensión alternativa nazi.

«Chris que no ve, corazón que no siente»

Para muchos este giro sorpresa no ha sido una sorpresa en absoluto. Era la teoría más repetida de la serie desde el tercer episodio. Con algunos espectadores avispados analizando al detalle cada escena para llegar a la misma conclusión que Harcourt tres capítulos antes. Desde el principio, no se veía por allí una sola persona no blanca ni por casualidad, ni siquiera aguzando la vista entre los extras del fondo. Una vez lo veías, era imposible no verlo. El contraste con el universo principal de la serie era evidente.

Esto no hace que cuando haya pasado haya sido menos gracioso. La ejecución es brillante, con la frase de Harcourt hilándose con una secuencia en la que el paseo tranquilo de Adebayo por la calle es interrumpido cuando Keith, el hermano fallecido de Chris con el que él tanto anelaba reencontrarse, grita como un poseso: «¡Una negra!», alertando a todo el vecindario que se lanzan a ella en turba. En las oficinas de ARGUS, Chris descubre con pavor que la bandera americana de esa dimensión tiene un símbolo nazi.

Coche
Coche

Podrían haber metido una bandera confederada, o quizás una simbología propia de la ficción de la serie, pero no. Gunn no quería que hubiese aquí un ápice de duda. Ha vuelto a tener la sutileza de un martillo, y es el remate perfecto para un momento que muchos estaban esperando, y un giro radical que despierta a todo aquel que estuviera despistado.

Deja también la temporada en un punto altísimo de cara a la traca final. Sol Rodriguez, la actriz detrás de Sasha Bordeaux declaró que los tres episodios finales eran «una locura», y Gunn ya adelantó que la serie serviría de pistoletazo de salida al resto del DCU. No es de extrañar, también en estos minutos finales nos pilla por sorpresa la presencia de un Lex Luthor post-Superman, y nos hace frotarnos las manos esperando algo aún mayor para más adelante. La serie que parecía una broma sigue confirmándose como una de las primeras genialidades del DCU.

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