14 septiembre, 2025
Mario Benedetti: de la rutina a la felicidad

Es casi seguro que el lector de este artículo esté en su sábado de descanso o en su rutina de trabajo, ya sea en una oficina viendo los papeles que debe revisar, o mirando el reloj en el celular, contando cada hora, minuto y segundo para retornar a casa, para volver a un abrazo o beso ante el declive del sol.

La obra literaria del uruguayo Mario Benedetti describe magistralmente la odisea citadina no solo de su país natal, sino también de América Latina y de casi todo el mundo.
Razón por la cual ha gozado de éxito como escritor desde mediados de la década de 1960 hasta la actualidad, siendo también uno de los protagonistas del llamado Boom Latinoamericano.

Sus historias y poemas poseen una importante capa de crítica social que, pese a su lugar y tiempo de enunciación, trascienden: el ser humano aún lucha por encontrar destellos de felicidad en los intersticios de la rutina, una que se ha vuelto más agobiante en los últimos 20 años de este siglo XXI, tiempo en el que la dominación y la decadencia del capitalismo arrecia con la imposición de hiperactividad y consumo, no precisamente de alimentos, sino de redes sociales que nos separan de la comunicación orgánica y real.

Benedetti es uno de los autores que sacudió el panorama de las letras uruguayas, distanciándose de la Generación Centenaria (1930), que miraba y creaba desde el criollismo. Hay dos libros fundamentales, de creación inicial, para comprender su visión urbana y existencial: la novela «La tregua» (1960) y el poemario «Poemas de la oficina» (1956).

Martín Santomé, personaje principal de la novela mencionada, es un empleado y viudo derrotado por el día a día y el insoportable vacío; su única aspiración es jubilarse: ya no hay sueños de juventud.

En su diario escribe: “Yo mismo he fabricado mi rutina (…) La seguridad de saberme capaz para algo mejor me puso en las manos la postergación, que al fin de cuentas es un arma terrible y suicida”.

Pero es en ese mismo lugar de la rutina donde descubre a una mujer, Laura Avellaneda, de la que se enamora; en él reaparece la esperanza de ser feliz.

Sin embargo, un trágico final irrumpe en las últimas páginas de la historia, y Santomé cae en desgracia; su afán por la jubilación se hace realidad; postergar sus aspiraciones simplemente lo condujo a un triste ocio al asomarse a la vejez.

Benedetti impregnó de ternura a sus personajes, y nos incita a pensar en “aquel que uno hubiera podido ser / con otro ritmo y alguna lotería” (fragmento del poema «Sueldo»).

Sin interés en el tiempo perdido

Nació el 14 de septiembre de 1920, en Tacuarembó, Uruguay. Confesó que vivió una infancia pobre y marcada por la mala relación entre sus padres. Por ello expresaba que la infancia fue “un tiempo perdido que no tengo ningún interés en buscar”.

Murió el 17 de mayo de 2009, en Montevideo. La afinidad por la poesía se evidenció hasta sus últimos días, siendo el poemario Biografía para encontrarme, su legado póstumo.

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