Brasil rechaza amenazas de EEUU y la imposición de sanciones económicas
Este martes 9 de septiembre, el Gobierno de Brasil se pronunció en rechazo a las amenazas por parte de EEUU contra la nación de querer imponer sanciones económicas y recurrir al uso de su fuerza militar.
Dicho anuncio se emitió tras las declaraciones de la portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, al manifestar que el presidente estadounidense, Donald Trump, «no tiene miedo» de usar el poder económico y militar para «proteger la libertad de expresión» en todo el mundo.
Desde la llegada de Donald Trump nuevamente a la presidencia de EEUU, ha desatado tensiones con varios países, a quienes ha implementado aranceles, sanciones, amenazas con el uso de la fuerza militar, deportaciones, secuestro de migrantes y violación a los Derechos Humanos.
En tal sentido, la ministra de Relaciones Institucionales de la Presidencia de Brasil, Gleisi Hoffman, expresó a través de las redes sociales que «el primer paso para proteger la libertad de expresión es defender la democracia y respetar la voluntad popular expresada en las urnas. Esto es deber de los tres poderes del Estado, que no se dejarán intimidar ante ningún ataque a nuestra soberanía».
«El Gobierno brasileño repudia el intento de fuerzas antidemocráticas de utilizar a gobiernos extranjeros para coaccionar a las instituciones nacionales», subraya.
A conspiração da família Bolsonaro contra o Brasil chegou ao cúmulo hoje, com a declaração da porta-voz de Donald Trump de que os EUA podem usar até força militar contra o nosso país. Não bastam as tarifas contra nossas exportações, as sanções ilegais contra ministros do governo,…
— Gleisi Hoffmann (@gleisi) September 9, 2025
De acuerdo con información de Actualidad RT, Brasilia y Washington han entrado en una nueva escalada de tensiones desde el pasado 7 de agosto, cuando comenzaron a regir aranceles de 50 % para los productos del gigante latinoamericano, que Trump había anunciado un mes antes.
El inquilino de la Casa Blanca justificó la medida alegando una relación comercial «muy injusta» y señalamientos contra la justicia brasileña por el caso que se le sigue al expresidente Jair Bolsonaro, en virtud de su implicación en una trama golpista.
