19 octubre, 2025

Brad Pitt recuerda con cariño a Blanco, un perro que adoptó en Argentina

Brad Pitt recuerda con cariño a Blanco, un perro que adoptó en Argentina

Las grandes historias no siempre se escriben bajo los reflectores. A veces, nacen en silencio, lejos de las cámaras, cuando alguien, aunque ese alguien sea una estrella de Hollywood, se cruza con una vida necesitada y elige “hacer”.

En los años 90, mientras filmaba Siete años en el Tíbet en Mendoza, Argentina, Brad Pitt vivió una de esas historias que nunca se olvidan. No hubo bombos, ni platillos, ni mucho menos alfombras rojas, fue el encuentro con un perro callejero en Uspallata, un rincón remoto al pie de la cordillera de los Andes.

El actor, lo llamó Blanco, un mestizo de galgo, que robó su corazón y vivió durante años con él. Durante una reciente entrevista, en plena promoción de F1: La película, la presentadora May Martorelli, le mostró una vieja foto abrazando a un perro. La reacción fue instantánea. “¡Blanco! Estaba en los Andes. Fue muy hermoso”, dijo, con esa mirada que solo tiene quien recuerda algo que le tocó el alma.

El gesto fue simple, casi anónimo: un perro solo, un rodaje en curso, una decisión impulsiva pero sincera. Pitt no solo lo rescató. Lo cuidó, lo quiso, y cuando terminó de filmar, se lo llevó consigo, existen rumores, de que se llevó tres perros a su casa, incluido Blanco, pero no encontramos registros.

Blanco dejó atrás el polvo de las calles, para vivir en la casa de una de las personas más famosas del planeta. Pero eso no fue lo más importante. Lo esencial fue el vínculo que nació entre ambos.

No hay nada demasiado extraordinario en adoptar un perro. Y, sin embargo, es un acto que cambia mundos. Porque cuando alguien como Brad Pitt, en pleno auge de su carrera, encuentra tiempo para adoptar a un perro sin hogar, el gesto trasciende. No por el glamour, sino por un gran corazón y cuido a través de los años, no fue solo adoptarlo, fue cuidarlo hasta sus últimos días. Es una decisión de humanidad.

Lo de Blanco no fue una anécdota para decorar entrevistas. Fue una relación auténtica, de esas que se alojan en los recuerdos profundos. Y en esa entrevista quedó claro: más allá de las escenas rodadas en los Andes o las comidas típicas que Pitt dijo haber disfrutado, lo que verdaderamente perduró fue ese lazo sencillo y desinteresado con un animal sin hogar.



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