Estrada – Últimas Noticias

“Desesperados, los querubes toman los cielos de la tierra y con sus lápices de nubes pintan adioses a las guerras/ El mundo llena los balcones y exclama al fin: Esta es mi lucha, pero el señor de los cañones no mira al cielo ni lo escucha”. S.R
En los días convulsos que vivimos el imperialismo no sabe de garantías de pueblos ajenos y mucho menos de los propios. La irresponsable escalada de violencia propiciada por EE. UU. e Israel contra Irán, posible preámbulo de un conflicto de indecibles consecuencias, nos hace volver sobre la figura del poco conocido Genaro Estrada; brillante sinaloense nacido el 2 de junio de 1887, y que -después de dejar una huella imponderable en un momento en el cual su lar lindo y querido reclamaba a los mejores para la reconstrucción nacional- se despediría de este plano el 29 de septiembre de 1937.
De aquilatada trayectoria como académico, escritor, diplomático y político, sus trabajos darían testimonio de sus aportes en diversas obras, cuyos ejes temáticos pendularían generalmente entre lo histórico y lo literario.
En el período posrevolucionario Genaro Estrada prestaría servicio en las secretarias de Industria y Comercio y posteriormente en la de Relaciones Exteriores, sin obviar que llegaría a ser delegado ante la Sociedad de las Naciones y Canciller entre 1930 a 1932, respectivamente.
La legitimidad de reclamaciones y el amparo a los migrantes de México en Estados Unidos serían algunas de sus acciones logradas a cabalidad.
Más tarde, se destacaría como embajador en España y ministro plenipotenciario en Portugal y Turquía.
Como distinguido funcionario se le debe mucho de la política exterior mexicana, sorteando las coerciones de intereses foráneos, sumando, a la vez, el reconocimiento del país norteño en el escenario mundial.
Siempre partidario de la defensa de las autonomías de los estados hermanos, esbozaría un cuerpo de ideas que le daría paso a la historia, la Doctrina Estrada, fechada en septiembre de 1930 y formalizada de la siguiente manera: “El gobierno de México no otorga reconocimiento porque considera que esta práctica es denigrante, ya que a más de herir la soberanía de las otras naciones, coloca a éstas en el caso de que sus asuntos interiores pueden ser calificados en cualquier sentido por otros gobiernos, quienes, de hecho, asumen una actitud de crítica al decidir favorable o desfavorablemente sobre la capacidad legal de regímenes extranjeros. El gobierno mexicano sólo se limita a mantener o retirar, cuando lo crea procedente, a sus agentes diplomáticos, sin calificar precipitadamente, ni a posteriori, el derecho de las naciones para aceptar, mantener o sustituir a sus gobiernos o autoridades”.
Dicho de otro modo, la Doctrina Estrada es una apelación al principio de no intervención y al derecho de la autodeterminación de los pueblos, máximas que son indispensables para una coexistencia de respeto recíproco entre las naciones hoy.
Casi sesenta años después la Doctrina Estrada sería elevada a rango constitucional oficialmente, ya implícita en la Carta Magna vigente en su artículo 89, colocando a México de esta forma como un país vanguardia en la lucha por la pacificación global.
Gracias a la Doctrina Estrada el presidente Andrés López Obrador se mantuvo firme en el no reconocimiento del “gobierno” ilegítimo y criminal del autoproclamado Juan Guaidó en el 2019. La historia le dio la razón.