22 octubre, 2025
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La guerra de independencia es sin duda el periodo más estudiado y conocido de la historia de Venezuela. La narrativa militar y épica predomina en discursos que la glorifican. La exposición suele ser benevolente con los republicanos y severa con los realistas en procura de justificar la construcción nacional que deviene de la república. Las atrocidades de unos son silenciadas y la de otros magnificadas hasta el cansancio. Victimas unos, victimarios los otros. La guerra, con los crímenes que trae implícita, parece justa para los republicanos e imperdonable en los monárquicos. Ha sido esta la construcción historiográfica formal que desde el siglo XIX se estableció de aquella época fundacional para la nación.

No obstante, la definición del conflicto no ha tenido consenso entre los historiadores. En 1911 Vallenilla Lanz abrió el debate, en el ensayo Fue una guerra civil, contra el fabricado imaginario épico. Diría: “temen que yo venga a cometer un atentado contra la glorias más puras de la patria”. Sustentaba su postura con el cómputo demográfico de la Capitanía General de Venezuela para 1810. De 800.000 habitantes solo 12.000 eran peninsulares y canarios. Entre 1811 a 1815 solo llegaron 1.500 soldados ibéricos. De la expedición de Morillo, que la cifra era de 10.000 hombres, 5.811 quedaron en Venezuela y el resto enviados a someter la Nueva Granada. Por otro lado, los veteranos del país que se sumaron a Morillo estarían en 6.080 hombres. Esto lleva a la conclusión de que en tiempos de Monteverde y Boves la guerra fue hecha entre los mismos venezolanos, mientras que con Morillo la situación tampoco viró de forma tan opuesta.

Si vamos a lo político Venezuela era en 1815 una colonia o provincia, según la visión de Ricardo Levene, de España. Esto significa que la expedición de Morillo era remitida a pacificar territorios del imperio español. No hay características de guerra internacional, pues no eran ingleses o franceses los que invadían regiones dominadas por España. Era una guerra colonial. La república, más allá de intentos, no estaba consolidada y menos reconocida en el mundo. España era aún la titular del territorio que le era disputado por un grupo de blancos que no se sentían más parte de aquel imperio y buscaban crear otro orden político diferente…

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