13 octubre, 2025
Producir más petróleo - Últimas Noticias

La prepotente frase reiterada por Trump: “No necesitamos el petróleo de Venezuela”, corre el riesgo de ver diluido su impacto mediático y geopolítico, más por estrategia de mercado y balances financieros de Chevron, que por la necesidad venezolana de vender su crudo pesado a la nación del norte.

Aclaremos. Sobre la mesa de discusiones ambas variables tienen sus importancias ponderadas, pero las recientes voces de Chevron y las pocas palabras de la Casa Blanca indican que solo por una malcriada decisión del travieso niño dotado de 5.550 armas nucleares, se dejaría de importar los crudos Boscán y Tipo Merey 16 venezolanos.

En otras palabras, la información disponible indica que la discusión sobre si EEUU importa o no petróleo venezolano está más en la agenda de los ejecutivos de Chevron con Trump, que en los diálogos de la Casa Blanca con el Palacio de Miraflores.

Eso sí. Ganas no le faltan a Trump. Pero como reza el incólume principio que define la política exterior de la nación del norte: “EEUU no tiene amigos, tiene intereses”, secundada por ese otro valor que reza: “Lo que es bueno para una empresa americana, es bueno para EEUU”. Los numeritos de Chevron tienen mucho que decir.

Chevron tiene presencia y participación minoritaria en Venezuela a través de cuatro empresas mixtas: Petropiar con 40% de las acciones, Petroboscán con 30%, Petroindependencia 34% y Petroindependiente con 25%.

Tras volver a operar en 2022 con una producción de 40.000 barriles diarios, la última semana de enero 2024 cifró 240.000 barriles diarios, lo cual se traduce en un volumen estimado de 6,4 millones de barriles al cierre de ese mes. En apenas dos años su producción escaló 500%.

Tales números son coherentes con la tesis del analista petrolero y profesor de la Universidad Central de Venezuela Carlos Mendoza Potellá, quien señala que, según datos no muy recientes mantenidos en bajo perfil corporativo, solo en campo Boscán, en el estado Zulia, Chevron está parada sobre uno de los reservorios gigantescos con los cuales cuenta Venezuela, así registrado por la Asociación de Geólogos de los Estados Unidos:
“El campo Boscán es un campo gigante de petróleo pesado ubicado en tierra a 45 kilómetros al suroeste de Maracaibo… El volumen de petróleo original en sitio se estima entre 25.000 y 35.000 millones de barriles de petróleo, la producción acumulada es de 1.200 millones de barriles de petróleo”.

Es decir, dice Potellá: “…apenas se ha producido desde su descubrimiento, hace casi 80 años, entre 3,4% y 4,8% del petróleo originalmente in situ”.

“¿Y Chevron…?”, exclama Potellá. “Salivando como el perro de Pavlov ante perspectivas que conoce muy bien y sabe que son muy promisorias, por la cual hace lobby entre Washington y Caracas”.
A esto se añade que seguir produciendo les permite cobrar con petróleo la deuda que tiene Pdvsa con la empresa, que originariamente estaba en el orden de los 4.000 millones de dólares y que hoy se ha reducido a una cifra pendiente por precisar.

Como estrategia de negocios, a los directivos de Chevron también les interesa quedarse en Venezuela, en parte, para seguir tomando el crudo pesado agrio venezolano apropiado para sus refinerías, lo cual les evita hacerles grandes cambios para tratar otros crudos en momentos cuando han caído sus márgenes de refinación.

En momentos cuando Trump amenaza con dejar de importar petróleo venezolano ha habido un aumento de la capacidad mundial de refinación o se está produciendo más combustible y productos derivados del petróleo, en 2024, combinado con un débil crecimiento de la demanda, lo cual afecta los márgenes del negocio de refinación, es decir, se redujo la diferencia de costos entre lo que sale de las refinerías, se vende, y el petróleo usado para su refinación.

Resultado: las acciones de Chevron cayeron 4% después de que reportara una pérdida en el negocio de refinación por primera vez desde 2020, haciendo que el segundo productor de petróleo de EEUU no alcanzara la estimación de ganancias de Wall Street.

“Esta tendencia que hemos visto de que los márgenes se suavizan hasta 2024 es algo que se puede esperar que continúe, que se extienda hasta 2025”, dijo el CEO de Chevron, Mike Wirth, en una entrevista. “Ha sido un cuarto trimestre 2024 débil, no hay duda de ello. No voy a llamarlo tormenta perfecta, pero fue un trimestre en el que todo fue en una dirección y fue negativo”.

Wirth dijo que Chevron se centraría en lo que puede controlar para recuperarse, incluido un mantenimiento más ligero programado para las refinerías durante el próximo año. De haber una suspensión del crudo importado desde Venezuela, habría que realizar cambios en las refinerías de mayor envergadura.

Según la directora financiera de Exxon, Kathryn Mikells, citada por el portal de información energética Argus, el negocio del refino sigue sometido a la presión de la entrada en el mercado de una oferta adicional de combustible tras la apertura de nuevas refinerías en distintos países del mundo, dijo. “Eso es realmente lo que estamos observando de cara a 2025”.

Aunque el aumento de la producción de petróleo y gas ayudó a las grandes petroleras a amortiguar el impacto del descenso de los beneficios del refino, las refinerías independientes también se vieron afectadas por la caída de la demanda de combustible en Estados Unidos y China, los dos mayores consumidores de petróleo.

El beneficio de Phillips 66 en el cuarto trimestre se desplomó a 8 millones de dólares desde 1.260 millones del trimestre anterior. Los beneficios de refino de Valero cayeron 73% en el cuarto trimestre.

Los analistas están pendientes de los graves impactos en los mercados energéticos integrados de América del Norte, si se imponen impuestos a los flujos desde Canadá y México hacia Estados Unidos. El grupo industrial American Petroleum Institute está presionando a la administración Trump para que exima al crudo y otros productos energéticos de cualquier arancel que planee imponer.

Casi todos los aproximadamente 500.000 barriles diarios de envíos de crudo de México a Estados Unidos hasta noviembre se realizan por vía marítima, destinados a refinerías de la costa del Golfo, y pueden desviarse a Asia o Europa.

Los productores canadienses tienen mucha menos flexibilidad: más de 4 millones de barriles diarios de las exportaciones de Canadá dependen totalmente de las rutas de oleoductos hacia y a través de Estados Unidos. Sólo unos 900.000 barriles diarios pueden desviarse desde EEUU a través del sistema de oleoducto Trans Mountain recientemente ampliado hacia la costa del Pacífico, aunque los flujos de finales de 2024 se acercaron en realidad a los 400.000 b/d, divididos equitativamente entre la costa oeste de Estados Unidos y Asia.

Por el contrario, muchas refinerías en el centro del continente estadounidense no tienen una alternativa práctica al crudo canadiense. Los precios de la gasolina en Estados Unidos subirían entre 30 y 70 centavos el galón si los aranceles de 25% que Trump ha amenazado se aplicaran al petróleo de Canadá, proyecta el TD Bank de Canadá.

“Con las sanciones originales de Trump, el petróleo venezolano no podía entrar a Estados Unidos. Luego, la administración Biden permitió su ingreso. Las refinerías en la costa del Golfo dependen en gran medida de crudo pesado venezolano. Si Estados Unidos impone aranceles o sanciones al petróleo canadiense o mexicano, parte de ese suministro podría desviarse a otros países, haciendo que el crudo venezolano sea aún más relevante”, dice el presidente y director ejecutivo de Chevron, Mike Wirth.

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