Poky huyó aterrado desde San Martín hasta Los Palos Grandes

Era primero de enero y yo paseaba a Poky, mi perrito, un perrito viejito que ha estado en vi vida desde que empecé en bachillerato. Para ese momento, él tenía 9 años, ya era un perro adulto.
Caminaba con él, como en todos sus paseos, pero confieso que como no había gente, estaba muy relajado. Así que decidí dejarlo en el jardín del edificio un rato, para que olfateara y pudiera hacer cosas de perro, mientras yo veía el celular.
Un carro entró al edificio y en ese momento, estallaron unos fuegos artificiales y Poky se asustó demasiado y salió corriendo y yo detrás de él. Pero no pude atraparlo. Corrí detrás de él, pero lo perdí de vista, había muy pocas personas en la calle, nadie pudo ayudarme.
Mi mamá casi se desmaya y entró en pánico, lloraba, estaba muy alterada. Llamamos a mi hermana para que nos llevara a recorrer las calles, pero nada, parecía que se lo hubiera tragado la tierra. Yo hice unos carteles, le escribí a mis compañeros, amigos y conocidos, mandé por redes sociales, me sentía culpable.
Pegamos carteles, recorrimos los alrededores y nada, no aparecía, pasaron como 3 semanas y alguien nos escribe un mensaje diciendo que había un perrito parecido, pero no sabía si era él y además no pudo agarrarlo.
Pero inicialmente lo descartamos porque la persona decía que era en Altamira y nosotros estábamos viviendo por San Martín, era imposible. Mucha distancia o tal vez si era. Yo me sentía tan culpable que le devolví la llamada a la persona y me dio detalles de dónde lo había visto.
Sentía que ese año había empezado tan horrible, que ir a perder el tiempo con un” “por si acaso” no era perder o ganar. Fui y obviamente no estaba, pero dejé algunos de sus juguetes y olores de la casa, pañitos, cobijas de él, trozos de una de mis franelas, para que tuviera mi olor. Aunque, confieso que sentía que él ya podría haber muerto de mengua en la calle.


Le dije a esa persona que estuviera pendiente y dejé algunos carteles. Recuerdo que caminaba y se me salían las lágrimas, la culpa me corroía por dentro. Llamé a una amiga y le pedí que imprimiera más carteles y fui a buscarlos por Los Palos Grandes y entre los dos pegamos algunos carteles, casi sin ganas.
El 10 de febrero me llama una niña que salía del colegio diciéndome que Poki estaba en la puerta de su colegio, que le había dado una empanada pero no comía. Tenía una herida y olía muy mal, pero que estaba segura que era él porque le llamó por su nombre y estuvo atento.
Llamé a mi amiga, la que me ayudó con los carteles, ella estaba más cerca, porque Poky “al parecer” estaba por Los Dos Caminos yo me moría del estrés el susto, la ilusión, la tristeza, todo a la vez. Mi amiga fue, si era mi Poky.
Al parecer corrió sin rumbo y agarró por la Cota mil o alguien lo metió en un carro y se le escapó. Nunca lo sabremos. Lo que sí era seguro, es que estaba mal herido y engusanado. El veterinario me dijo que parecía haber sido atacado por otros perros y además tenía chicles pegados y pegostes en su pelaje.
Poky se recuperó, pero no fue el mismo, era mucho más nervioso, antes era amigable con otros perros y ahora parece odiar a los otros perros. Quedó traumatizado y yo también.
Ahora uso una pechera y su collar con una placa, no lo suelto, uso una correa extensible y le doy libertad con eso. Además de la medicación que el veterinario le indicó. No puedo confiarme, no me imagino todo lo que sufrió, yo creí que no iba a aguantar tantas cosas en la calle.
Duerme conmigo, sale conmigo y en navidad lo saco con mucha seguridad. Por favor, no uses pirotecnia, casi muere, estaba muy deshidratado y muy decaído, vivió una tragedia innecesaria y por confiarme. No te confíes, ellos corren muy asustados y sin rumbo.
Él tuvo suerte, pero muchos no la han tenido y no regresan. Por favor, si ves a un perrito en la calle, trátalo como si el tuyo se perdiera y no pudiera regresar y no gastes tu dinero en pirotecnia, es más el daño que haces que lo que puedas divertirte.