Yo, el moro – Últimas Noticias

Llegué un 11 de octubre de 1998, le pedí al taxista que me llevara a un hotel barato cerca del centro de la ciudad. El recepcionista me insistió en que pagara dos días porque el día siguiente era fiesta. Ahora vemos. Dejé la maleta y saliendo me dijo: “coja a izquierda, que hacia el otro lado no es bueno”.
En el camino encontré una tienda de ropa usada y compré un blazer Christian Dior en tela pata de gallo, de algo serviría. Descubrí el Gudalquivir y la Torre del Oro (la de la mayonesa) Muy Dior yo, con la pata venezolanamente montada en la baranda frente a la maestranza fumando, me abordaron dos policías y me pidieron identificación. Viendo en todo el resto de la baranda un carajazo de muchachos, comencé el peo: ¿Por qué me paras a mí y no a ellos? ¿Tienes rayos X y le viste los documentos? Explícame, porque no voy a enseñarte nada hasta que no me digas por qué a mí.
No pasa nada hombre es una rutina. Ah una rutina conmigo nada más, no soy tan rutinario entonces. Bueno chico aquí está mi pasaporte y mi documento de la Universidad, yo soy venezolano y me da arrechera que me pare un policía acabándome de bajar de un avión y habiendo comprado este saco tan carísimo, porque ustedes se mantienen del turismo ¿no? ¿Ah, venezolano petrolero? Sí.
En esa torre contaban el oro y la plata que venía de mi tierra. Hombre, que no pasa nada. Claro que pasa, posiblemente me viste cara de sudaca. ¡No mi arma!, de moro. Es que andan en malos pasos ¿sabes? Pero tú eres americano. Hey, y ¿cómo es Disneywold? (en voz baja)
Después de la engorrosa explicación. Le pregunto ¿Qué celebran mañana? Pue’ la virgen der Pilar. ¿Y el día de la raza y la hispanidad? No, qué e’ eso, celebramos La Pilarica. Mañana vas a disfrutar de las procesiones.
Es posible que ahorita le estemos avivando la memoria histórica a nuestros hermanos peninsulares. Pero como el rey quiere mantenerlos en el oscurantismo, convocó una reunión de Academias de historia “hispanoamericanas” con la finalidad de aflojar unos euros para hacer una historia compartida del “periodo que hemos recorrido juntos, el de la Monarquía Hispánica”.
Según el rey “sin más fin que ahondar en ella y difundirla” de acuerdo a Octavio Paz “Saber partir el pan y repartirlo. El pan de una verdad común a todos”. Una historia anodina e imperial que oculta la desigualdad del que reparte y reparte. ¡Vaya pal carajo!