16 septiembre, 2025
De San Remo a Caracas

Los actos de sabotaje al sistema eléctrico nacional y al sistema ferroviario, aunados a la destrucción de instalaciones públicas y atentados contra la vida de las personas ocurridos en Venezuela después del 28 de julio, evidencian -tal como lo afirmó el Gobierno- la actuación del terrorismo para intimidar a la población y desestabilizar las estructuras constitucionales, políticas y económicas del país. Es una sucesión de actos de violencia ejecutados para infundir el terror o ese miedo intenso que produce la acción incontrolada e irracional de los grupos de la ultra derecha venezolana y extranjera que, además, no sólo dirigen el imperio de la información y utilizan la manipulación para la infamia, el chantaje y el odio, sino también para instigar y provocar la guerra civil entre los venezolanos. Es una situación grave en medio de la injerencia de gobiernos extranjeros que llevan el propósito de desestabilizar y promover el golpe de Estado.

Lo que está ocurriendo es terrorismo y lo define la Ley al señalar que causar destrucciones masivas a un gobierno o a instalaciones públicas, sistemas de transporte o de información, o la perturbación o interrupción del suministro de agua, electricidad u otro recurso que puedan poner en peligro vidas humanas, o el apoderamiento de aeronaves o de buques, además de otros, son actos terroristas. Estamos, pues, viviendo entre sanciones, mentiras y terrorismo, como buscando convertir a Venezuela en una Libia destrozada y robarle el petróleo y sus otros recursos. Por supuesto, debemos estar alerta y no correr el riesgo de ser víctima de lo desaprobado porque esos sectores violentos, en su desesperación de no poder derrocar a Maduro y acabar con el proceso bolivariano que inició Chávez, buscan criminalmente ejecutar el terrorismo con el apoyo y financiamiento de los gobiernos de EEUU, la Unión Europea, el Reino Unido, Canadá y algunos gobiernos títeres de América Latina.

Pero hay algo que ahora se nota con más intensidad. Se trata del bombardeo de la información mentirosa, infame, que promueve el terrorismo mediático a través de las redes. Es un terrorismo que está a la vista y es lo que quieren confundir con el derecho a recibir información, pero importa saber que existen leyes en Venezuela para enfrentar este tipo de corrupción de la información y a sus representantes, sin lesionar el derecho a la información. No hay dudas.

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