2 octubre, 2025
De San Remo a Caracas

El presidente Maduro acaba de hacer un anuncio que no nos sorprende. Dijo que hay sicarios en Colombia contratados para matarlo, e imagino que eso ocurriría después de su triunfo el 28J, cuando canten fraude por la avasallante derrota que sufrirán en estos comicios. Por lo menos son los pronósticos.

Circula por las redes una carta que La Interfecta le envía a nada menos que el fuhrer moderno, autoridad única de Israel, por allá en 2018. Esa carta es el mayor despliegue de maldad que he visto en mi vida. Hay allí planteamientos profundamente fascistas. Y con la mayor desfachatez, escribe en su cuenta de X: “Hoy envío carta a Mauricio Macri, presidente de Argentina, y a Netanyahu, primer ministro de Israel, para pedirles que apliquen su fuerza e influencia para avanzar en el desmontaje del régimen criminal venezolano”.

El documento infiere que Machado estaba “convencida de que la comunidad internacional, conforme a la doctrina de la responsabilidad de proteger, está llamada a dar a los venezolanos el apoyo necesario para generar el cambio”.

La oposición tiene desatada una campaña no solo en Venezuela, sino en muchas partes del mundo. En estos momentos hay una exposición en Noruega denominada Las caras de la tortura, en donde aparecen todos los hombres y mujeres del Gobierno venezolano, con Maduro a la cabeza. Una de las anfitrionas principales es Carla Angola, y para qué más, y los países cuestionados son: Bolivia, Cuba, Nicaragua y Venezuela.

En realidad, no me atrevo a decir que no hay violencia en las cárceles venezolanas por parte de la policía, aunque no como una política de Estado, porque el propio Nicolás fue víctima de ello en la Cuarta República. Y aunque no hay una comprensión global de lo que un revolucionario no debe hacer, hay una condición muy humana que de hecho niega la posibilidad de la tortura. Aunque no es descabellado que a un policía se le ocurra darle una patada a alguien, que de hecho lo hemos visto, pero no es una política de Estado, ni de gobierno.

Y posiblemente la gente común sea tan estólida que es incapaz de razonar que, si a alguien le hubieran arrancado las uñas o sacado un diente con un alicate, de seguro hubiera muchos videos y declaraciones de las víctimas, que circularían por todo el mundo. Pero es el escenario expuesto para que la gente se llene de morbo y para seguir llenando de mentiras las redes sociales.

No nos extrañe que de aquí al 28J aparezca alguien diciendo que Maduro es un violador o un pedófilo, o un narcotraficante. Cualquier cosa es posible viniendo de gente que solo apuesta a la destrucción del país.

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