Asesinato de Sucre – Últimas Noticias

Antonio José de Sucre nació en Cumaná el 3 de febrero del 1795 y en su trayectoria independizadora logró el título de Gran Mariscal de Ayacucho, el cual se ganó por la importante victoria en la Batalla de Ayacucho, librada el 9 de diciembre del 1824 y con la cual liberó al Perú, destruyendo el último reducto español en Suramérica, al vencer al virrey José de la Serna e Hinojosa, pero antes, el 24 de mayo del 1822, ya había triunfado en la Batalla de Pichincha, con la cual liberó a Quito, capital de Ecuador. Además de ese título, fue igualmente designado Presidente vitalicio de la República de Bolivia, fundada por el Padre Libertador Simón Bolívar en lo que fue el Alto Perú, el 6 de agosto del 1825, y con toda esa trayectoria revolucionaria y emancipadora, cayó asesinado el 4 de junio del 1830 en las montañas de Berruecos, sitio del territorio de la Nueva Granada, la cual luego, en el marco de la Gran Colombia, adquiere el nombre de Cundinamarca y en 1886, pasa definitivamente a ser Colombia.
La síntesis del asesinato de este venezolano, poseedor de una inmensa condición humanitaria y quien contrajo nupcias con la ecuatoriana Mariana Carcelén y Larrea, marquesa de Solanda: fue víctima de las acciones del mantuanaje de las naciones emancipadas por el Libertador, del colonialismo español. Un día como hoy, martes 4 de junio, se cumplen 194 años de ese crimen que llevó al Caraqueño Universal a pronunciar aquellas palabras que registraron su dolor: “¡Han matado al Abel de América!”.
Para llegar al criminal asesinato de Sucre, tenemos que transitar por una serie de circunstancias que nos llevan a explicarnos el porqué de esa acción, la cual no respondió en ningún momento a la vencida España en América del Sur, por los tres grandes personajes: Bolívar, San Martín y Sucre.
En principio tenemos que señalar el tajante rechazo de Bolívar a ceñirse a la Corona o instaurar en este continente a un príncipe europeo, más bien hablaba de liberar a Cuba. Fue entonces cuando surgió la serie de atentados de los cuales el propio caraqueño fue víctima y en 1828 el mismo Sucre sufrió uno que le dejó inútil de uno de sus brazos. Fue un sector del mantuanaje el que siguió el vil sendero que lo llevó a acabar con la vida del cumanés, en una funesta actuación que dirigió el venezolano Apolinar Morillo, ajusticiado en 1842, y el gran jefe de la macabra acción, José María Obando, quien además de llegar a Presidente de Colombia, murió en la guerra que afectó al vecino país en el 1862, exactamente cuando en Venezuela estábamos enfrascados en la Guerra Federal. Las manos de Santander no pueden quedar fuera del crimen contra Sucre.