30 septiembre, 2025
212 años de la muerte de Atanasio Girardot

El 30 de septiembre de 1813, cayó mortalmente herido el coronel neogranadino Atanasio Girardot, uno de quienes acompañaron al futuro Libertador en la Campaña Admirable y fue herido de muerte por una bala de fusil en la frente, cuando se disponía a clavar la bandera patriótica en Bárbula, en las alturas de esa pequeña montaña recién conquistada. Este prócer, nacido en la provincia de Antioquia el 2 de mayo de 1791, acompañó al Padre de la Patria como Comandante de las Tropas de las Provincias Unidas. Fue hombre de gran prestigio y gozaba de la confianza de Bolívar.

De este lamentable hecho de la dura contienda que en nuestro país tuvo una duración de 11 años por la independencia, iniciada por el Precursor Francisco de Miranda y concluyó el otro Caraqueño Universal, Simón Bolívar, se están cumpliendo hoy exactamente 212 años, destacando que el combate tenía a Domingo Monteverde como jefe de los realistas, quien dominaba Puerto Cabello, donde recibió un refuerzo de 500 efectivos, enviados desde Cádiz, lo que obligó al jefe patriota a dirigirse a Bárbula (estado Carabobo), donde venció al enemigo, que fue atacado por tres columnas patrióticas comandadas por otro neogranadino, Luciano D’Elhuyar y el zuliano Rafael Urdaneta. Después de esa victoria sobre Monteverde, Bolívar recibió el título de Libertador, el cual le fue entregado por el jefe del Ayuntamiento, Cristóbal Mendoza, el 14 de octubre en la iglesia de San Francisco.

Bolívar había entrado triunfante a su Caracas natal el 6 de agosto del 1813, donde proclamó el restablecimiento de la República.

El gran jefe de los patriotas, quedó muy conmovido por la muerte de este subalterno y, de ahí que haya decretado en Caracas, honores de héroe y también dispuso que su corazón fuera metido en una urna de plata, la cual se encuentra en la Catedral de Caracas, a la vez que exaltó a la oficialidad y a la ciudadanía a rendirle los mayores honores. Con todo el sentimiento que lo embargó, Bolívar le escribió una carta al padre del héroe caído, de nombre Louis Girardot, la cual en una de sus partes le manifestó “mientras más se hubiera prolongado, más timbres habría añadido a su gloria y más beneficios a la libertad de la Patria. Su pérdida es de aquellas que eternamente deben llorarse. Pero la causa sagrada por la que ha perecido, debe un tanto suspender el dolor, para pensar en sus grandes hechos, y en el respeto que se debe a sus cenizas inmortales. Ellas vivirán en el corazón de todos los americanos, mientras el honor nacional sea la ley de sus sentimientos y mientras la sólida gloria tenga atractivos para las almas nobles”.

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